Revista Foro Ecuménico Social Número 8. 2011 | Page 14
Reconciliación y religión
El diálogo
intercultural que nos
nutre a partir de
la diversidad,
nos convoca a partir
de una motivación
sublime, que debe
comenzar por nuestra
responsabilidad social
traducida en acción.
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des, con aquello que no siempre está a la
vista; especialmente entre quienes desarrollaron una gran destreza en el arte de
la hipocresía y la manipulación.
Estoy hablando de las motivaciones
y de lo que los rabinos llamaron Kavaná,
que significa intención y sentido.
¿Qué se busca? ¿Qué hay más profundo? ¿Qué esconde una determinada
actitud?
Con los años, aprendí a tenerle miedo, mucho más que a los lobos que
muestran los dientes, a aquellos que se
disfrazan de corderos.
Aprendí la lección con el dolor
de la conciencia de haber perdido
eso tan NAIVE y tan puro, que era
mi ingenuidad juvenil.
Lloro por esa pérdida, como el
autor del libro bíblico de los Proverbios que decía que cuanta más sabiduría, más sufrimiento.
Sin dudas, la conciencia nos hace
más permeables. Pero hay un punto
en el que no es posible seguir haciéndose el sonso.
La Biblia nos habla de los KORBANOT = las ofrendas. Había ofrendas de
vacas, corderos, cabras, y hasta polluelos para los más pobres. Había ofrendas
de granos y frutos. No importaba qué se
traía al sacerdote como ofrenda.
Lo que importaba era que todos, sin
excepción, traigan su ofrenda; como sugiriendo que todos tenemos algo para
ofrecer.
Pero lo que más importaba era con la
intención con la que se traían las ofrendas. ¿Para qué se traían? ¿Para ser el que
más trajo? ¿Para ser reconocido? ¿Para
que el tipo o tamaño de la ofrenda me
dé mayor poder? ¿O se traían para ofre-
cer a través de ese animal, u objeto, el
corazón?
El Korbán no era un sacrificio. El
Hombre que traía su ofrenda, no sentía que estaba sacrificando nada. Es más,
sentía que estaba recibiendo algo. Como
lo sugiere la etimología, estaba haciendo
un Korbán, es decir, estaba intentando
estar KAROV = estar cerca de Dios, de
los sentimientos más puros y de los afectos más sublimes.
No había ni una pizca de política,
manipulación o mentira en el acto religioso del Korbán. Para poner esta tremenda idea teológica en un coloquial
criollo, pero claro y contundente: “El
hombre que traía el Korbán, se acercaba
con buena leche”.
¿Y nosotros? No sé si leemos la Biblia a la luz de la Realidad, o analizamos
la Realidad a la luz de la Biblia. Seguramente son las dos cosas.
Pero más allá de eso: ¿cómo traemos
nuestra ofrenda? ¿la traemos? ¿Con qué
intenciones? ¿Con qué finalidades? ¿Cuán
religiosa y sincera es? ¿Cuán auténtica?
El diálogo intercultural que nos nutre a partir de la diversidad, nos convoca
a partir de una motivación sublime, que
en mi opinión, debe comenzar por aquí:
Por nuestra responsabilidad social traducida en acción. Es esto lo que verdaderamente nos hermana, nos permite vencer la
ignorancia y los prejuicios, y nos convoca a
unirnos en una causa sagrada. Se resignifican en el trabajo conjunto aquellos valores
que sostienen nuestra condición humana
más esencial, porque nos hacemos socios
de Dios en la recreación de un mundo más
justo y de una vida más vivible.
Dios nos permita traer como ofrenda, de lo nuestro, lo mejor.•