Revista Foro Ecuménico Social Número 7. 2010 | Page 89
Responsabilidad Empresaria
cio del hombre y la comunidad, de su expansión integral.
Ese fue el espíritu que le dio origen
cuando las ideas de liberalismo y democracia eran todavía una utopía de otros
siglos. Y también fue la práctica en sus
comienzos. En una sociedad donde el
juego limpio y los buenos modales en
todo sentido formaban parte del lenguaje comunitario.
El hecho es que, en nuestros días,
junto con un avance en tantos sentidos
positivos, también se filtraron ciertos
usos tramposos e involutivos que contagiaron hasta las costumbres, teóricamente asépticas, de los mercados.
Todo hace pensar, en suma, que habría llegado la hora de proceder a un
acto de sinceramiento colectivo y trasladar al funcionamiento del mercado la
más exigente transparencia para establecer sin trampas el sistema de relaciones
sociales que hacen posible la vida en sociedad.
El dilema es de hierro: O el liberalismo termina con la falta de ética o la falta
de ética termina con el liberalismo.
A esto, habría que agregar ¿es posible alcanzar la ética sin educación ? En
principio no lo sería, ya que esta no es
un Don. Se adquiere únicamente a través de la educación y crece en el pensamiento del “ bien común”. Nadie parece
muy interesado ni en la educación ni en
la cultura. Por lo tanto el “Liberalismo “
no tiene sustento. Cómo hará el Capital
para lograr la renta que lo justifica y su
equidad concordante.
Seguramente esto es lo que dejan las
crisis que han convulsionado al mundo desarrollado y el gran desafío para el
modo de vida occidental, que pareciera
en franca e irreversible decadencia y sin
respuestas por el momento. •
O el liberalismo
termina con la falta
de ética o la falta de
ética termina
con el liberalismo.
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