Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 72

Desarrollo y Diálogo La cultura tendría que ser una apertura y una curiosidad permanente, y un absorber lo mejor de los otros para transformarlo. 90• FORO dó a acelerar la apertura de la fundación –que había sido adquirida de una manera que es casi un cuento de Borges– fue Eduardo Costantini. Aún no era el creador del Malba, obra realmente extraordinaria como museo y como fundación ya que da también posibilidad a mucha gente para acercarse, dialogar y tener contacto con figuras de prestigio internacional desde el mundo de la pintura, de la literatura, del arte y de la ciencia. Para comprar la casa de la fundación tuve que sacar una hipoteca sobre mi departamento, pero no tenía dinero para hacer las reparaciones que la casa necesitaba y los arreglos para adaptarla a su nueva función. Entonces el azar hace que a través de su asistente conozca a Costantini, quien hizo los arreglos necesarios y durante dos años se hizo cargo de los gastos hasta que levantara mi hipoteca. Otra ayuda invalorable fue brindada desde el Fondo Nacional de las Artes por Amalia Lacroze de Fortabat, y desde la Secretaría de Cultura por Pacho O’Donnell, para adquirir una hemeroteca que perteneció a Provenzano, y que de no comprarla, iba a salir del país. Se trata de una colección completa desde 1870 a 1970, aunque con el vandalismo propio del libre acceso al material por parte de lectores que con un egoísmo total fueron capaces de cortar o arrancar las páginas que necesitaban. El valor de este material es que hallamos las primeras colaboraciones de los que fueron los grandes escritores del siglo 20. Agradezco también los esfuerzos del embajador Juan Eduardo Fleming y de Silvia Fajre. Al primero, por la apertura y la unión de Praga-Buenos Aires, Borges-Kafka. A la segunda, por ayudar a que este evento fuera posible en Buenos Aires. Esa Bienal abrió las puertas al intercambio cultural, y permitió la traducción de libros de escritores argentinos al checo y de escritores de la República Checa al español. Así cumplimos otro de los grandes propósitos por el que Borges bregaba, que debe tener toda cultura: no cerrarse, abjurar de todo nacionalismo. La cultura tendría que ser una apertura y una curiosidad permanente, y un absorber lo mejor de los otros para transformarlo –desde nosotros y desde lo que somos– en algo nuevo. Esto es lo más importante. Agradezco también a aquéllos que hicieron posible la exposición El Atlas de Borges, que comenzó en Mendoza, lugar donde Borges recibió su primer Doctorado Honoris Causa en la Universidad de Cuyo; el Centro Cultural Recoleta la albergó después. Agradezco en el extranjero las colaboraciones de Madrid, París, de Ginebra, de Berlín, que sucesivamente mostraron El Atlas de Borges. En este libro Borges hace una serie de reflexiones sobre su particular manera de lo que significa viajar, que es también parte fundamental de la cultura. Mi agradecimiento también a Italia, que hizo posible la gran exposición de Borges en homenaje a su Centenario. También a España, Francia y al Museo de Bellas Artes de Buenos Aires que albergaron la muestra. Esa solidaridad -que contó con la voluntad de tantos para que fuera posibleresume lo que de algún modo Borges nos dejó como su testamento en “Los Conjurados” y que es como el himno intelectual de este Foro Ecuménico Social, que encarna de algún modo los ideales que lo inspiran, que son la ética y la libertad.•