Revista Foro Ecuménico Social Número 6. 2009 | Page 117
Responsabilidad Empresaria
des culturales. Uno de ellos es colaborando con políticas sociales existentes
del Estado. La segunda, la más proactiva y con posibilidad de planificación
a largo plazo, es la de la creación y gerenciamiento de sus propios espacios,
tal como podemos ver en España. Cada
una de estas opciones tiene potencialidades y limitaciones, que deberán evaluarse según el contexto en donde se
desarrollen.
No podrá haber cohesión, por tanto,
hasta que las políticas culturales, educativas y económicas, no se conviertan en
facilitadoras de este proceso.
Pero de estos tres ámbitos tenemos
que señalar que la cultura es el vector
principal, porque el empleo no garantiza
por sí solo ni la inclusión ni la capacidad
de reconstruir vínculos, como tampoco generar sentimientos de pertenencia.
En cuanto a la educación, si bien es un
vector sólido y significativo, sus resultados son esperables en el mediano y largo
plazo; es, entonces, la cultura la que nos
posibilita hoy la participación, el sentimiento de pertenencia, el fortalecimiento identitario, la construcción de ciudadanía, que son los atributos esenciales
para reconstruir el tejido social. Sus resultados son rápidos, pero de gran labilidad. Por consiguiente, tan sólo con políticas sostenidas se podrán cimentar sus
logros y permanecer.
En ese sentido, pensar la relación entre cultura y cohesión social, y a su vez
vincular este binomio con acciones derivadas de la Responsabilidad Social Empresaria, permite explorar campos de intervención muy interesantes.
Es que el área cultural presenta muchas posibilidades para la responsabilidad corporativa. No se limita a las actividades de difusión sino que se constituye
en un verdadero estímulo a la producción de cultura.
Además de ser una nueva herramienta comunicacional, María Pastor Barracho y Luis Fernando Fortes Félix enumeran algunas razones por las que una
empresa debería volcar sus recursos de
RSE a la cultura:
•Principalmente, la cultura es sinónimo de humanidad. Humanizar los
negocios hará que la opinión pública de la empresa realce por sobre
cualquier otra.
El área cultural
presenta muchas
posibilidades para
la responsabilidad
corporativa. No se
limita a actividades
de difusión sino que
es un verdadero
estímulo a la
producción de cultura.
•Asimismo, demuestra un ineludible
compromiso social. La empresa necesita desarrollar sus negocios dentro de una comunidad que la acepte.
A través de su palabra, la empresa se
ha vuelto un agente político. Como
tal, tiene compromisos sociales y
culturales que debe afrontar.
•Inyectar valores culturales a su imagen y diferenciar su mensaje del resto de los mensajes, son otras dos
virtudes importantísimas para lograr que la difusión cultural vuelva
en imagen y prestigio a la empresa
que la realice.
Pero más allá de las razones que le
vienen bien a la empresa, a la sociedad le
conviene apostar a la cultura,
al mantenimiento de la diversidad como riqueza de
una comunidad. Porque
la cohesión social tiene
como activo principal
la diversidad, la conexión de lo diferente. No por azar,
sino por esencia, la
cultura tiene la capacidad de lograr
que una sociedad
se narre a sí misma,
se refleje, explore sus
fortalezas y sus debilidades.
FORO
•135