Contra la extinción de especies
OPERACIÓN JAGUAR
OSCAR MOCTEZUMA O.
Director Fundador
Naturalia, A.C.
La paloma migratoria o pasajera se extinguió en la historia reciente; en un solo siglo pasó de ser el ave más abundante
de Norteamérica (y tal vez del mundo) a engrosar la lista de especies extintas. Sus grandes bandadas de millones de
individuos oscurecían la luz al paso de sus migraciones hacia su zona de anidación y al regresar a su área de invernación.
Hay registros que confirman que hubo presencia de esta especie en nuestro país
C
omo sabemos, la extinción de las especies, es
decir, la desaparición definitiva de todos sus
representantes vivos, es un fenómeno que en el
pasado se ha presentado en forma natural, co-
mo resultado de eventos catastróficos de gran
magnitud que, en un planeta tan dinámico como
el nuestro, acontecen de manera regular. Estos
eventos incluyen, entre otros, fenómenos meteo-
rológicos y cambios drásticos en el clima, en la
composición de la atmósfera o el mar, incremento
en la actividad volcánica y hasta sucesos que se
originaron fuera de nuestra atmósfera, como la
trayectoria del gran meteorito que impactó contra
la Tierra, hace 65 millones de años, ocasionando
la famosa extinción de los dinosaurios.
2
También las especies se extinguen al trans-
formarse (evolucionar) en nuevas especies, como
producto, precisamente, de su adaptación pau-
latina a las oportunidades o condiciones cam-
biantes en su entorno. Sin embargo, el fenómeno
de la extinción natural, normalmente se da al
paso de miles de años y eso, y su origen, es lo
que lo distinguen del evento de extinción masi-
va que hoy en día enfrenta la biodiversidad pla-
netaria, cuyo causante es exclusivamente el ser
humano a través de sus diferentes actividades,
y que está provocando la desaparición paulatina
y simultánea de muchas especies de animales y
plantas, a un ritmo muy acelerado, que la Natu-
raleza no tiene capacidad de enfrentar. Miles de