Revista Especies 2-18 jul-sep 2-18 | Page 27

Si algún atrevido intruso hace caso omiso del derroche de brillo, entonces el colibrí dueño entona su garganta y comien- za a hacer llamados y vocalizaciones para que el entrometido se percate de su pode- río y fuerza. Generalmente, usar estas dos conductas cumple el objetivo de detener los embates de los combatientes usando la menor energía posible. Sin embargo, algunos intrusos se aventuran a alimen- tarse del néctar de las fl ores que están bajo protección del colibrí dueño y es ahí cuando estas aves comienzan a hacer uso de conductas que implican mayor costo energético, las persecuciones. Los propie- tarios del jardín perseguirán a los foraste- ros hasta sacarlos de las inmediaciones de sus fl ores, la reacción es tan veloz y con tal fi ereza, que al disponerse a perseguir a los intrusos los colibríes semejan el lan- zamiento de una fl echa llena de veneno contra las fuerzas enemigas. Declaración de guerra (patrullaje, despliegues de brillo, vocaliza- ciones y persecuciones) entonces usarán el arsenal de mayor efi cacia para expulsar intrusos, los ataques. Consisten en con- tacto físico agresivo (golpes) contra el intruso con la fi el intención de causarle El tan afamado dicho “En la guerra todo se vale” suele ser un hecho y en el caso de estos pequeños guerreros no es la excep- ción. Si los intrusos violan los fi ltros de se- guridad que el colibrí dueño ha implemen- tado para limitar el acceso a las fl ores Ante el arribo de un intruso y justo antes de iniciar un ataque contra él, un colibrí capucha azul hace alarde de su autoridad vocalizando y desplegando sus alas 25