Colaboración binacional
ENTRE PARQUES HERMANOS
CARLOS M. VALDEZ
EMMANUEL M. BERNAL
Naturalia, A.C.
Este paisaje es sólo una muestra de cómo dos naciones se integran en una sola identidad ecológica a pesar de las diferencias
culturales y políticas entre México y Estado Unidos, es una toma hecha desde el vecino país hacia la cuenca del río San Pedro en
Sonora, donde está la reserva Los Fresnos que custodiamos
U
n buen ejemplo de cómo los habitantes de am-
bos lados de la frontera entre México y Estados
Unidos nos oponemos a la fría separación de las
naciones, es jugar al “Wallyball”, un deporte muy
similar al voleyball que usa el muro fronterizo en
lugar de la red. Jugar al wallyball es una tradición
de los pueblos hermanos de Naco, Sonora y Naco,
Arizona, que ya se trasladó a otra zona de la frontera,
donde habitantes de San Diego, California y Tijuana,
Baja California igualmente juegan en la playa que
comparten en el océano Pacífi co. También llamada
“Fiesta binacional”, cada mes de abril se realiza una
celebración entre ciudadanos que buscan solidifi car
relaciones positivas entre México y Estados Unidos.
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A lo largo de la frontera entre los dos países los
ecosistemas naturales y especies silvestres no reco-
nocen barreras políticas. Una razón más de peso para
buscar fortalecer las relaciones entre instituciones en
ambos lados de la división fronteriza es que, desafor-
tunadamente, la mayoría de los animales silvestres
no serían capaces de cruzar una pared con la facili-
dad de una pelota de voleyball, y esto causaría graves
daños en las poblaciones de especies como berrendo
(Antilocapra americana sonoriensis), pecarí de collar
(Pecari tajacu), venado bura (Odocoileus hemionus), y
bisonte (Bison bison), por mencionar algunas.
La reserva Los Fresnos que custodia Naturalia
en Sonora y el Parque Coronado National Memorial