Revista Esbirra Nº 11 - Mayo de 2018 Revista Esbirra Nº 11 - Mayo 2018 | Page 9
Si se opta por embarrilar, pero se desea seguir carbona-
tando naturalmente; o no se cuenta con todo lo necesario
para inyectarle el CO2 al barril, se deberá tener en cuenta
que la cantidad de azúcar agregada ha de ser menor que la
que se utilizaría en el embotellado.
Esto se debe a que el espacio libre que resta dentro del ba-
rril una vez cargado de cerveza es mucho menor, en relación
a los litros de cerveza que contiene, que el espacio que queda
en cada botella. Por lo cual la cantidad de CO2 que puede
contener también es menor .
El tedio que conlleva el embo-
tellado de cerveza se puede es-
quivar. Y se puede hacer sin tener
que caer en el costoso barril in-
dustrial. Esta opción es la de los
Cornies o Cornelius. Estos son
envases de acero inoxidable que
originalmente estaban destina-
dos al jarabe de las bebidas colas
más famosas.
Los Cornelius se pueden encon-
trar de varias capacidades: de al-
rededor de 5 litros hasta los 19.
Estos tachos pueden encontrarse
con dos tipos de conectores dis-
tintos, los llamados Pin-Lock y
los Ball-Lock. No son intercambia-
bles y no representan ninguna
ventaja uno respecto del otro. Es
sólo cuestión de suerte de cuál se
encuentra primero, o simple ca-
pricho de cuál se desea comprar.
Si bien actualmente hay peque-
ños barriles que compiten mano a
mano con Cornelius, en algún mo-
mento estos recipientes constitu-
ían la mejor opción del cervecero
casero. Y esto era así porque eran
fáciles de conseguir, dado que las
empresas de gaseosas dejaron de
utilizarlos y los desecharon
como chatarra; más económicos y
más pequeños con todas las venta-
jas que esto trae aparejado.
Una de las mayores virtudes de
los Cornelius reside en su fácil
limpieza. A diferencia de los ba-
rriles que no poseen abertura al-
guna, esto tachos tienen una tapa
superior que cierra a presión y
que permite su lavado a mano.
Cornelius de 19 litros
No todos los barriles poseen el
mismo sistema de conexión. Esto es:
no todo los tachos se conectan con
el mismo sistema a los grifos por los
cuales se expenderá la birra. Motivo
por el cual es conveniente aseso-
rarse qué sistema es el que más
abunda en el mercado en el que se
venderá la birra en cuestión.
Son unos cuantos. En Europa, por
ejemplo, son siete los sistemas de co-
nexión que más se utilizan. Cada uno
de estos sistemas posee característi-
cas propias y se denomina con una
letra, a saber: A, S, D, G, U, M y L. La
cervecería que utiliza un sistema, no
utiliza ningún otro.
En Argentina los sistemas que más
deambulan por el mercado son tres:
G, A y S. El más utilizado es el G, con
un 98% de aceptación. Luego viene el
A con un 1% y luego viene el S con el
porcentaje restante. Pero este úl-
timo está tendiendo a desaparecer.
Que el sistema de conexión más
utilizado en Argentina sea el G, no
es fortuito. Por mucho tiempo, como
ya se mencionó, los únicos barriles
que se conseguían en el país eran
los que se deshacían las cerveceras
o aquellos que se podían encontrar
en el incipiente mercado negro. Este
estaba formado mayoritariamente
en por los aquellos que provenían
de la cervecería Quilmes. Y la cerve-
cería de bandera no usaba otro sis-
tema que el G.A su vez, el sistema A
está asociado indisolublemente a la
marca Isenbeck y Warsteiner. Y el S
a la cerveza Heineken.
Abertura a presión en la parte superior
de un Cornelius
Conexión de un barril de tres litros
Cornelius de 9 litros
Si está tomando alguna medicación, antes de beber consulte a su médico.
Conexión de Cornelius de 9 litros
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