Revista EntreClases Nº 6. Mayo 2020 | Page 50

El 1815 tuvo lugar el acontecimiento más violento de la historia reciente de nuestro planeta. Murieron unas 82.000 personas, alteró todo el clima terrestre e, indirectamente, cambió la historia de la literatura.

El 10 de abril de ese año, el volcán Tambora, situado en Indonesia, entró en erupción.

El volcán emitió tal cantidad de polvo en la atmósfera que ocultó parcialmente la luz del Sol durante años, provocando una reducción global de las temperaturas, intensas lluvias, pérdida de cosechas y hambrunas por todo el mundo, haciendo que 1816 careciera de verano.

A principios de 1816, el año sin verano (también conocido como año de la pobreza, el verano que nunca fue y el año que no tuvo verano), Lord Byron, arquetipo de poeta romántico y trágico, abandonó Inglaterra para no regresar jamás.

Huía de sus numerosos escándalos sexuales (incluida una relación incestuosa con su medio hermana y acusaciones de sodomía), una esposa que lo dejó por sus infidelidades, innumerables deudas adquiridas por su licenciosa forma de vida y el ostracismo social de sus conciudadanos, que no le perdonaban su comportamiento. En su huida probablemente también influyó el horrible clima que padecía Inglaterra por la erupción volcánica.

Amargado y hastiado de casi todo, decidió viajar por Europa y en el inexistente verano de 1816 se refugió en Suiza con varios amigos, entre los que se encontraban Mary Shelley; Percy, el marido de ésta, y el médico personal de Byron, Polidori.

Una noche especialmente tormentosa, decidieron escribir novelas de terror. Mary Shelley escribió Frankenstein o el moderno Prometeo, considerada la primera novela de ciencia ficción, y Polidori su relato El Vampiro, que serviría de inspiración a Bram Stoker para su célebre Drácula.

Byron, impresionado por la tormenta, escribió:

ADA Y EL ARDOR