No hay algo más odiado entre los estudiantes que el 0 en la calificación de un examen. Seríamos más felices si tal número no existiera, ¡eso seguro!.
Aunque, mucho nos tememos que nuestros profesores ya se las apañarían para invertarlo. No obstante, grandes civilizaciones como los romanos carecían de un símbolo para su representación.
El cero representa “la nada”, “el vacío”. En el caso de la calificación de un examen, la ausencia de conocimientos sobre la materia por parte del alumno o alumna.
Frecuentemente menospreciado, es un pilar fundamenteal del algebra y, en general, de las matemáticas. Veamos un poco su historia.
Como se ha dicho anteriormente, el cero representa “la nada”, sin embargo, su utilidad es mucho más importante. Es fundamental en los sistemas de numeración posicionales.
En nuestro sistema posicional de base 10, nos indica que, por ejemplo, en el número 1709, en la posición de las decenas no hay ningún valor, pero sí en las unidades. Hagamos un viaje a lo largo de la historia de los sistemas numéricos posicionales:
Los babilonios tenían hace ya cuatro mil años un sistema de numeración en base 60 avanzado. Cada posición valía 60 más que la anterior. Con él podían representar números enormemente grandes sin problema, pero no era perfecto. Cuando pretendían representar el valor del cero, tan solo dejaban un espacio, y esto podría provocar confusiones. Por ejemplo, si se nos presentara el 3 3, no sabríamos si se trata del número 33, el 303, o el 330.
Los griegos y los romanos que llegaron a realizar importantes obras de ingeniería no tenían un símbolo para la nada. Para ellos el número cero sencillamente no existía.
Los Mayas tenían un sistema de numeración en base 20, contaban utilizando los dedos de las manos y pies y utilizaban un símbolo parecido a una concha para representar el cero
A Europa llegó a través de la cultura árabe quienes a su vez lo extrajeron de los hindúes por medio de la cividalización persa.
A LA IZQUIERDA NO ESTÁ TAN MAL
SER UN