Revista EntreClases Nº 5. Enero 2020 | Page 10

Desde hace ya algunos años venimos escuchando cómo nuestro planeta está sufriendo por el efecto devastador del hombre: mares de plástico, efecto invernadero, cambio climático etc. Cada día más vemos cómo la Tierra nos devuelve mensajes tales como peces muertos en el Mar Menor, olas de calor, inundaciones. Vemos como los casquetes polares se derriten, cómo se quema el Amazonas, cómo en ciudades como Madrid la contaminación provoca una boina que hace difícil respirar a los que allí viven.

Son nuestros políticos, los países, las grandes multinacionales los que tienen las grandes decisiones en sus manos: reducir las emisiones de CO2. Estas grandes decisiones están muy bien, pero de nada valen si nosotros en nuestro día a día no hacemos nada para minimizar el daño que provocamos al medio ambiente.

Una cosa nos tiene que quedar clara, la Tierra, que sepamos, es el único lugar del universo donde existe oxígeno, eso que nos hace falta para respirar, y nosotros vivimos en ella. Nuestro planeta es nuestro protector, nuestra burbuja dentro del vasto universo donde podemos vivir y a este paso una sola cuestión emerge: ¿Hasta cuándo vamos a poder vivir en él?

Cuando yo era pequeño mi madre iba a comprar huevos y se llevaba una especie de bolsa de alambre donde metía la docena de huevos, esa bolsa de alambre aún está en casa. Se bebía agua del grifo o se iba a fuentes a coger el agua en grandes garrafas que duraban años. Mi padre rellenaba las botellas de vino en una bodega cercana. Se compraba embutido, chorizo, lomo, morcón en pieza completa y se partía en casa. El pan se compraba en el panadero y se llevaba a casa en una bolsa de tela. Hoy en día los huevos vienen en paquetes de plástico, el embutido, chorizo, lomo y morcón vienen loncheados en paquetes de plástico. El agua viene embotellada en envases de un solo uso y por supuesto nadie va con su botella de vino vacía a rellenarla.

Está claro que los tiempos han cambiado, pero también está claro que todo esto se nos ha ido de las manos.

¿Qué podemos hacer?

En primer lugar, no es necesario comprar agua embotellada, el agua del grifo en los países de Europa es perfectamente potable y en Mérida también lo es. Es posible que digamos que el agua de nuestro grifo tiene sabor, es posible, muchas veces por el estado de las tuberías. Solución: enfriar el agua en la nevera o comprar una jarra filtrante del tipo “Brita” y adiós al mal sabor del agua. Solo con esta medida lograremos reducir nuestro consumo de plástico muchísimo.

A la hora de ir al supermercado, usemos bolsas de tela o bolsas de más de un solo uso. Ahorraremos en la compra ya que las grandes superficies nos cobran las bolsas y ayudaremos al planeta.

Nunca tirar las pilas a la basura en nuestro IES hay un punto limpio para hacerlo ¿lo sabías?, o tirar una colilla al suelo y menos al agua, no tirar los móviles en cualquier sitio, las tiendas de móviles los recogen, o revéndelo en webs.

pequeñas soluciones a grandes problemas

por Rafa Serrano (profesor de Inglés)

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