REVISTA ENFOQUE DEL CAFÉ EDICIÓN Enfoque del Café Edición 43 | Page 26
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El Hostal Doña Elisa es el sitio escogido para vivir esta mag-
nífica experiencia, es una cabaña nueva con menos de un año
de construida, que brinda todas las comodidades básicas y la
tranquilidad necesaria para disfrutar de este encantador pa-
raje, su dueño es Giovany Ramírez, un joven de Medellín, quién
debo contarles llegó un 31 diciembre a este lugar porque Bue-
naventura y sus alrededores estaban llenos y siendo aún el 15
de enero no se quería devolver porque había encontrado el pa-
raíso, el resto es historia.
Entre tanto, Oralia y su cofradía, desde su pintoresca cocina
adornada con los implementos típicos del pacifico el fogón de
leña y sus encantadores olores. Sólo esperaba el momento in-
dicado para deleitarnos con su sazón costeña y con su alegría
extrema, esa que abunda en cada uno de los raizales, desde el
más pequeño hasta el más viejo.
Es fácil comprender porque Celia Cruz le cantaba a “las
caras lindas de mi gente negra”, no sólo son sus rostros o sus
enormes sonrisas, son el encuentro con nuestra ancestral cul-
tura, con nuestras raíces y su simplicidad, es volver a lo básico
y encontrarnos con lo natural, con la esencia.
Al siguiente día y después de una merecida noche de des-
canso al sonido de la selva y de los sonidos de la noche de luna
llena, nos embarcamos nuevamente pero esta vez, hacia el in-
terior de la selva y su flora nativa, recorriendo el complejo pero
perfecto sistema de canales que tienen nuestros manglares,
considerados como uno de los mejores del mundo.
En este maravilloso recorrido hacia las piscinas naturales
encontramos diversas especies de aves, cangrejos y diferentes
moluscos entre las fuertes y frondosas raíces de los manglares,
esto como antesala a lo que veríamos al llegar a las cascadas
de agua dulce, que con su fuerza y su constancia han creado
unas piscinas naturales, con más de tres metros de profundi-
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dad, que permiten el descanso y el goce pleno del agua fresca y
limpia que cae de la selva virgen.
Pero el itinerario continúa después de la relajante sumer-
gida. Treinta minutos después de navegar, la etnia indígena
Vounan Nonam nos recibe a orillas del rio Bonguito, donde han
establecido su resguardo, el cual alberga alrededor de 16 fa-
milias que conviven bajo sus estrictas normas y jerarquías, el
caserío cuenta con paneles solares y señal celular dotados por
el gobierno, además de las condiciones básicas para su super-
vivencia, aquí recomendamos llevar algo de dinero en efecti-
vo ya que las mujeres de esta etnia son expertas artesanas y
elaboran a partir de la iraca y la tinta natural finas piezas de
colección, el mejor regalo, un objeto con historia. Su calidez y
familiaridad nos sorprendieron dado la lejanía y sus precarias
condiciones.
“De regreso al hostal nos espera la cocina de Oralia con to-
dos los frutos que el mar le ofrece para servirle a sus comensa-
les, después de disfrutar de estos manjares, nos disponemos
a ver el atardecer de mágicos colores y una puesta de sol que
solo quien lo vive lo puede describir, es una oportunidad úni-
ca para conectarte contigo mismo y con tu creador, en muy
pocos lugares he podido hacer esto, y después, para terminar
nuestro día, hacemos un recorrido en la noche por la inmensa
playa que nos ha dejado el mar en su retirada, bajo la luz de la
luna reflejándose en cada uno de los micro universos que deja,
como queriéndonos mostrar su alma.”
De regreso a casa sólo queda la sensación increíble de
haber tenido un fin de semana espectacular, un tiempo que
se mide, no en horas, sino en calidad de vida, que hermoso es
nuestro país, que hermosa es nuestra gente, a Giovanni, a Do-
lores, a Oralia, su esposo Claro, y a todos sus cómplices, mil y
mil gracias por otra gran experiencia de vida.