ENTREVISTA
Olvida sí a Lamentado dicho personero, el
que también se impuso uniendo extremos,
con Gustavo Barrera años antes. Fue muy
extraño lo ocurrido en los últimos cien
metros en esta nueva versión (146), donde
parecía imposible que perdiera el favorito
abrazando esa modalidad. Todos los riva-
les que le hicieron posta en la recta opuesta
terminaron retrocediendo después. Eso lo
aprovechó Cambridge para descontar con
todo desde el último lugar.
“Tuve mucha ayuda desde el cielo”, nos
dice la señora Liliana. “Tanto de mi her-
mana como de mis padres, por lo que la
emoción es muy grande”, profundiza. Y
continúa: “Es que nos conformábamos con
una figuración y ni en nuestros sueños nos
habíamos imaginado algo así. Uno le pone
todo el corazón en la crianza y buscamos
las mejores combinaciones, pero no siem-
pre los resultados nos acompañan. Además,
la madre de este caballo acaba de jubilarse
(Catalina la Grande), por lo que será su úl-
tima cría. Capaz que en el siguiente clásico
aparezca Nombar, que ahora estaba corco-
veando, muy mañoso antes de la partida y
pese a correr incómodo de todas maneras
llegó tercero. Ya le tocará su turno”, vati-
cina.
“NUNCA LE JUEGO A MIS
CABALLOS”
Estas citas hípicas de magnitud concitan el
interés de medios que tradicionalmente no
cubren la actividad. Por lo mismo, basta con
escucharles un par de preguntas a sus envia-
dos especiales para constatar o su inocencia
o su sensacionalismo. Por ejemplo, mientras
dialogábamos con la criadora Liliana Sola-
ri hizo preguntas el colega de El Mercurio,
más interesado en hablar de la U que de
Cambridge. Incluso, apenas la entrevistada
terminó una de sus respuestas, le preguntó
que cuánto le había jugado, ante la cara de
sorpresa que puso Guillermo Gatica a su
lado, conminándola a abandonar la conver-
sación.
“Nunca le juego un peso a mis caballos”,
respondió la titular del Don Alberto, op-
tando más por lo divino para explicar esta
tremenda expedición de su nuevo regalón.
“Fue mi hermana María Luisa la que nos
ayudó desde el cielo, porque hoy se cumple
un año desde que falleció. Lo otro lo puso
el estilo del caballo, muy galopador, enton-
ces le vinieron de perillas los 2400 metros,
sin olvidar que su padre ha dado crías fon-
distas. Este caballo es hermano de Caserta
Mía, una yegua que se portó muy bien como
corredora. Todos pensábamos que El Píca-
ro era imperdible, pero apareció Cambrid-
ge con mucha fuerza para vencerlo con los
colores de mi madre. Me dijo en la mañana
Guillermo (Gatica) que nos ganaríamos El
Ensayo, aunque nunca pensé que sería con
este caballo”.
NOVIEMBRE 08, 2018 | REVISTA ELTURF.COM /
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