Revista Elturf.com Edición 94 | Page 8

ENTREVISTA “Nunca más seré criador ni volveré a ocupar cargos directivos” Fotografía: JUAN VERGARA Texto: JUAN ANTONIO TORRES L a afirmación corresponde a Patricio Millar, uno de los hípicos que más vi- bra con el minuto a minuto que se produce durante las reuniones hípicas, incluso asis- tiendo a los aprontes y siendo muy de visitar los corrales por las mañanas. El destacado gerente de Recursos Humanos en su vida laboral dice que abarcar mucho le pasó la factura, encontrándose con un sistema con poca autocrítica ni apertura para abrirse a nuevas ideas. Incluso, realiza un mea culpa señalando que en el bullado caso de El Bro- mista, cada consejero dejó muy solo a Jorge Cardemil a la hora de enfrentar después los micrófonos tras la votación unánime tan criticada externamente y con justa razón. También considera a Juan Cúneo como el verdadero líder de la actividad. El que mucho abarca poco aprieta, dice el refrán popular español, extensivo a todo 6 / el mundo de habla hispana. Como lo gra- ficaremos en esta nota, impulsados por las declaraciones del entrevistado mismo, nos queda claro que en la hípica también puede ocurrir. Nos referimos al reconocido pro- pietario de caballos, Patricio Millar Melossi. El titular de las sedas negro y turquesa vive con tal entusiasmo su gran pasión, que en su momento quiso aportar desde adentro. Pero terminó viviendo ingratitudes y sin sa- bores. Sin embargo, tras un esperanzador comien- zo en esferas directivas, en el camino fue co- nociendo una vereda con murallas firmes, casi infranqueables, de las cuales no tan sólo se tilda de enemigos a quienes operan desde una vereda contraria o hasta gremial, cuyo solo término produce urticaria en quienes dirigen la actividad; también, como dice él, se encontró con desidia, anemia y poca vi- REVISTA ELTURF.COM | OCTUBRE 04, 2018 sión futurista a la hora de pretender hacer cambios, como si estos fueran inapropia- dos o traspasaran la barrera de los dueños del circo y sus costumbres. En definitiva, al poco tiempo sus mismos pares le dieron la espalda. Como para que nos quede claro que todos los días se aprende algo nuevo en la vida. Pero así es don Pato. Un hombre apasiona- do, al que le gusta experimentar y vivir en una constante búsqueda de nuevas sensa- ciones, aunque siempre clavando sus impo- nentes ojos azules a la hora de mirarnos a la cara en cada conversación, luciendo casi el mismo color de sus sedas. Es decir, como todo mortal cometió errores, pero con la salvedad de haberlo hecho aferrado a la transparencia, algo de lo que adolecen algu- nas esferas del deporte de los reyes, según pudo constatar in situ. Este fue su desahogo