Revista El Uru nº49 | Page 10

Pero la anécdota no termina allí , ya que a las dos de la mañana se vieron despertados por el agua del río que crecía sin pausa . “ Quedamos tapados de agua . Tuvimos que esperar a que amaneciera para que , sin nada firme , hacer más o menos un kilómetro en un lugar muy peligroso , con el río muy picante . Pudimos salir a un lugar abierto , pero perdimos parrilla , mesas , comida , todo ”, rememora .
Eso no fue todo . En el río Olimar – uno de los más sinuosos- también vivieron una experiencia que los marcó . En ese entonces se habían adentrado al agua en una temporada en que el río estaba crecido , tan solo un metro . Al contrario de lo que podría pensarse , es más peligroso ingresar al agua cuando se encuentra de esta forma que cuando está muy crecido , ya que en este último caso se encuentra abnegado .
Quaglia navegaba entonces junto con un compañero cuando chocaron contra un árbol , hundiéndose . ” El río nos arrastró 200 metros . Quedamos agarrados de la canoa y perdimos los remos . Estábamos en un lugar que no tenía salida . Mirando a lo lejos descubrí que a 100 metros se encontraba un remo colgado arriba de un árbol . Pude alcanzarlo y con el que llevábamos de repuesto , seguir el recorrido . Pero el remo de repuesto también se rompió . Ese día caminamos 30 kilómetros bajo la lluvia , luego acampamos . Finalmente tuvimos que volver con los bomberos porque fue terrible ”, recordó .
Pero a pesar de estos incidentes , Quaglia destaca , que la experiencia de realizar una travesía por el río es inexplicable , ya que uno se siente unido a la naturaleza . “ Estaría bueno
En el Río San José
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