Es cierto que los monumentos nos permiten evocar personajes o acontecimientos que se consideran importantes en la historia de nuestra nación, de modo que tenemos varios de ellos en remembranza a las batallas libradas en la guerra de independencia y en varias de las guerras civiles de nuestro país así como en honor a los cientos de personajes ilustres que han contribuido a nuestra construcción como Colombia.
Es claro que los monumentos en cuestión, y el arte en general, jugarán un papel de extrema relevancia en los procesos de posconflicto en nuestro país, porque son herramientas muy apropiadas para la difusión de la historia y son garantes de la no repetición del conflicto.
Sin duda alguna el arte es uno de los grandes aportantes en el proceso de reconciliación nacional: fundamentado en el conocimiento de la verdad, de la visibilidad de las víctimas y de la perduración de la historia.
Las estatuas evocan personajes, los monumentos nos cuentan la historia, el arte nos reconcilia.