El acercamiento al arte desde el género, ha permitido una renovación de las miradas, los lenguajes, los temas y la posición de las mujeres en el campo de la producción artística, venciendo las visiones dicotómicas del sexo y generando otras vías para apreciar y valorar las obras y los productos visuales de las mujeres o de las que tratan acerca de ellas, las cuales por mucho tiempo han sido inequívocamente significadas.
Es por esto que es importante realizar una breve aproximación a la categoría género y a la historia del arte en relación con las mujeres para así poder diferenciar entre el arte femenino y el arte feminista.
En primer lugar, la aproximación a la categoría género implica hablar de la sexualidad, ya que esta por mucho tiempo ha sido aborda para entender lo femenino y lo masculino.
Existen varias perspectivas para abordar esta cuestión, dos de ellas son el esencialismo y el construccionismo social. Según Brigeiro (2005) el esencialismo está ligado a la definición de la sexualidad desde la estructura anatómica y el funcionamiento fisiológico, condicionando su forma, orientación y sentidos. De esta manera, la sexualidad queda reducida y determinada por lo “natural”.
Por otro lado, se encuentra la postura del construccionismo social, la cual resalta la multiplicidad de símbolos y significados que surgen al hablar de la sexualidad (Brigeiro,2005).
En este punto, tal como enuncia Foucault (1989), citado en Carballo y Crespo (2003) la sexualidad y la corporalidad radica en una construcción de prácticas discursivas o no discursivas de una sociedad, y así mismo, es el resultado del ejercicio del poder que lo homogeniza (normaliza, compara, diferencia, jerarquiza, excluye, esencializa).
Las miradas de la diferencia sexual: una perspectiva feminista
Por: Alicia Melgarejo