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Biografías:
Gonzalo de Berceo. (Rocío Valentín)
Gonzalo de Berceo es el primer escritor medieval con nombre conocido en la lengua
castellana.
Él nació en Berceo, Logroño en 1195 y murió en Monasterio de San Millán de la Cogolla en
1268.
Gonzalo fue clérigo secular y sacerdote en el Monasterio de San Millán de la Cogolla.
También llegó a ocupar los cargos de diácono en 1120 y presbítero en 1237.
Este, fue el primer representante del llamado «mester de clerecía» que era una escuela
medieval de hombres de letras.
Además, inauguró la senda de la poesía erudita, en
contraposición de la poesía épica popular y la de los
juglares.
Es el poeta más importante de la clerecía del siglo
XIII. Su obra poética se
caracteriza por su sencillez y por la espontaneidad
con la que es capaz de tratar los
más diversos temas religiosos, a los que humaniza y
vivifica, dándoles el sabor de lo
cotidiano e inmediato y poniéndolos al alcance de las
gentes.
Gonzalo escribió sobre santos locales como “Vida de
San Millán”, “Vida de Santo Domingo de Silos” y
“Vida de Santa Oria”.
El grupo de obras marianas cuenta con tres títulos
fundamentales como “Loores de Nuestra Señora”,
”Milagros de Nuestra Señora” y “Duelo de la VIrgen”.
También escribió poemas religiosos como “El
martirio de San Lorenzo”, “El sacrificio de la misa” y
“Los signos que aparecerán antes del Juicio”.
Pero sin duda entre sus obras la que más destaca es
“Los milagros de Nuestra Señora”.
Esta obra está inspirada en una colección de milagros en latín.
A continuación veremos un fragmento de esta obra.
La obra consta de veinticinco milagros, de los que los veinticuatro primeros
coinciden con otras obras medievales. Sin embargo, la Introducción que precede a los
milagros y el milagro veinticinco, La iglesia robada, no se encuentran en la obra que parece
que le sirvió de referencia.
La Introducción es de tipo alegórico; en ella se hace referencia a la caída del
hombre por el pecado al tiempo que asegura su salvación gracias a la devoción a la
Virgen.
En los milagros aparece la Virgen como intercesora de sus devotos. Todos los
milagros presentan una estructura parecida: introducción, que sitúa a los personajes y
hechos en un lugar y un tiempo; el prodigio; la exhortación al culto de la Virgen María,
con los beneficios que de ello resultan.
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