La paila
de fritada
Era una vez una mujer demasiada ociosa que no le gustaba hacer nada, cierto día se casó pero ni aun así cambió siguió siendo ociosa, no cocinaba, no lavaba y peor limpiar la casa. A ella sólo le gustaba salir con sus ovejas al cerro y regresar noche. Su esposo ya estaba cansado de lo que hacía su esposa, él le pedía que cambiara, que arregle la casa y lave la ropa, pero a ella no le importaba, le daba igual. El esposo se cansó y cierto día le dijo que al regresar de su trabajo quería ver su casa limpia y hecho la cena, pero a su esposa no le importó, salió al cerro con sus ovejas y como de costumbre, al llegar al cerro buscaba una sombra y se ponía a hilar la lana.
Ya eran las 6 de la tarde y ella no sabía que hacer porque se esposo le había pedido que realice las tareas del hogar y hacer la cena, pero ella no había hecho nada de eso y se puso a lamentar. El sol ya se ocultaba y al fondo de una quebrada salía un delicioso olor y la mujer de curiosa se fue a ver que era. La mujer pensó y dijo: “si llevo un poco de fritada para la merienda mi esposo no me dirá nada” y así hizo, pero mientras se iba robando la anciana se dio cuenta y le pregunto porque se robó sus fritadas y no le pidió, la mujer le respondió que necesitaba para la merienda ya que ella no había cocinado, entonces la anciana al escuchar esto responde: “¡yo te ayudare!” tu casa volverá a ser ordenada, te hare la comida para tu esposo y arreglaré la casa, la mujer ociosa acepto pero nunca pensó que al llevar la fritada tendría que pagar un precio y antes de que ella se alejará del lugar con las fritada le dijo la anciana: “ Tal día regresaré para llevarte por los favores que te voy hacer y por robarte mis fritadas”
Veronica Lllivicura 2do de BGU