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Latinoamérica
Dracma Septiembre 2014
El Default Argentino:
¿Qué podemos aprender?
En el año 1900, hace 114 años, Argentina tenía el 4to PIB/
Cápita más alto del mundo1, el cual era superior al de
Alemania y Canadá, y por debajo únicamente de Australia,
El Reino Unido y Estados Unidos.
D
e esa posición privilegiada
Argentina ha llegado a
estar tener hoy en día
la posición No. 59 en
términos de PIB per
Cápita2; este descenso vertiginoso
es gracias a una sucesión de malos
gobiernos, malas políticas económicas,
buenas políticas mal aplicadas, y de
un excesivo populismo económico que
todavía está vigente. Si Argentina quiere
ver cuál es su mejor época, tiene que ver
al pasado.
En realidad Argentina es un buen
ejemplo de lo que no debe hacer un
país durante su proceso de desarrollo.
Aunque la simpatía hacia el país
persiste, gradualmente su imagen e
importancia económica ha venido
deteriorándose en el escenario mundial
y, en vez de atraer muchos inmigrantes
a como lo hizo en el pasado, hay muchos
buenos profesionales argentinos que
han abandonado el país en búsqueda de
mejores derroteros.
A través de una serie de defaults
financieros en su deuda internacional,
hoy Argentina es un buen ejemplo
de país que practica los defaults
bancarios,
la inflación acelerada y
últimamente, un país que adultera cifras
macroeconómicas.
¿Qué podemos aprender?
En primer lugar, un default bancario
internacional convierte al país deudor
en un paria internacional que le impide
obtener financiamiento bancario en los
mercados financieros, al menos a tasas
de mercado. Nicaragua fue un paria
cuando cayó en cesación de pagos en
los 80’s y gradualmente las fuentes
financieras y bancarias desaparecieron
y el único crédito que se obtenía era de
suplidores en condiciones onerosas.
A partir de 1990, corregir esta grave
situación fue una tarea dura y difícil del
gobierno de Doña Violeta de Chamorro,
que tomó muchos años, y concluyó con el
esfuerzo de los siguientes dos gobiernos.
En segundo lugar, la desaparición de
fuentes bancarias comerciales y créditos
concesionales reducen el financiamiento
y
actividades
económicas.
Esto
repercute en la producción, el empleo
y el crecimiento y conduce a la
disminución del ritmo de crecimiento y
eventualmente a la recesión.
Asimismo
responder
con
emisión inorgánica para sustituir al
financiamiento extranjero desaparecido,
algo usual en estas circunstancias,
conduce a la inflación doméstica y a las
devaluaciones sucesivas.
En resumen default equivale a
reducción del financiamiento externo,
del ritmo de crecimiento, del empleo,
caída del ingreso, recesión, inflación y
devaluación. En ese orden.
En tercer lugar en Argentina se
ha dado la práctica de adulterar las
cifras macroeconómicas. Esto lo
han denunciado hasta instituciones
de prestigio como el FMI; de hecho
existen grupos de analistas económicos
independientes que incluso tienen
calculado hasta el monto de la
adulteración, por ejemplo, el ritmo de
inflación es aproximadamente 20% por
encima del oficial.
Lo irónico de esta situación es que
los bonos argentinos, de acuerdo a las
clausulas del financiamiento3, pagan
más intereses cuando el PIB crece, es
decir los tenedores ganan más intereses
cuando el PIB crece; de esta manera
cuanto ¡más infla las cifras el gobierno,
más intereses paga!
Bajo estas circunstancias caer en
default nuevamente e inflar cifras,
traerá serias consecuencias adversas
a la población argentina, a menos que
corrijan esta situación pronto; lo malo es
que el tiempo no está a favor del país y la
ruta que han seguido denunciando a los
cobradores, tiene eco internamente pero
no ayuda a corregir el problema.
En cuarto lugar, el default produce
aceleración de pagos de acreedores.
En efecto otra de las cláusulas de las
renegociaciones de los bonos argentinos
de 2005 y 2010 les otorga el derecho de
exigir el pago en caso de default. Esta
cláusula es conocida como cláusula de
aceleración, pues acelera el pago de las
obligaciones. A esto está expuesto el
gobierno ahora.
Afortunadamente para el país, no se
produjo contagio. El efecto de contagio,
algo a lo que quizás apostaron algunos
al caer en default no se produjo con
otras obligaciones similares emitidas
por otros países emergentes y si se dio
algún nivel de contagio, su impacto ha
sido menor. A