Revista digital Noticiero del barrio | Page 4

Brasil, que fue una estrella entre las economías de los BRIC (Brasil, Rusia, India y China) pasa hoy en día por un período tumultuoso. Aunque el país sorteó bastante bien la crisis financiera de 2008 e incluso superó las previsiones de algunos economistas, desde 2010 su historia de éxito se ha convertido en un ejemplo admonitorio. En los últimos dos años, el producto interno bruto brasileño cayó, la presidenta fue sometida a una moción de censura, varios políticos acabaron en la cárcel y el desempleo se incrementó hasta el 11%.

En medio de la crisis, los brasileños se preguntan cuándo van a mejorar las cosas. Renato Jansson Rosek, director del departamento de relaciones con inversores y estudios especiales del Banco Central de Brasil, cree que la economía brasileña aún empeorará antes de mejorar en 2017, siempre y cuando la situación política permanezca estable. Él espera que la tasa de desempleo llegue al 13%; pero aunque las perspectivas económicas mejoren, todavía hará falta algún tiempo antes de que los beneficios se trasladen al ciudadano común. Para Rosek, es improbable que el desempleo recupere fuelle antes de 2018.

La política prioritaria del Banco Central de Brasil es la estabilidad de precios y no tiene en cuenta la maximización del nivel del empleo en la economía, a diferencia del doble objetivo que persigue la Reserva Federal estadounidense. Los gestores de políticas monetarias creen que la mejor manera de ayudar a la economía brasileña a recuperarse consiste en aumentar el nivel de confianza reduciendo la inflación tanto como sea posible. Priscilla Burity, economista del BTG Pactual, el mayor banco de inversiones de América Latina, espera que la tasa de desempleo llegue al 12,5% a finales de 2017 y prevé un crecimiento del PIB del 1%.

Hasta que la economía empiece a dar señales de recuperación más fuertes, los brasileños tendrán que seguir buscando las escasas oportunidades de trabajo para pagar sus cuentas con la ayuda de organizaciones no gubernamentales y opciones innovadoras de empleo, como es el caso de Uber. El mercado de trabajo brasileño es relativamente flexible porque mucha gente trabaja como autónoma y, por lo tanto, son personas acostumbradas a buscar oportunidades y el bienestar en general, a diferencia de los individuos empleados que tal vez tengan más dificultad para resolver los problemas de la vida si son despedidos.

Sin embargo, aunque ¼ de la población brasileña está constituida por trabajadores autónomos, eso no significa que la situación sea fácil. La economía local se encuentra en crisis y sólo recientemente, en los últimos trimestres, comenzó a recuperarse. Puesto que el desempleo es una variable que no sigue el mismo ritmo de crecimiento del PIB, los brasileños continúan percibiendo la crisis desde la perspectiva del desempleo.

Según el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), institución encargada de las estadísticas nacionales, la tasa de desempleo en Brasil era del 11,2% entre febrero y abril de 2016, la mayor desde que el IBGE comenzó a medirlo en enero de 2012. El porcentaje fue inferior a las expectativas del mercado, que era del 11,4%. (En diciembre de 2013 se registró un mínimo histórico del 6,2%, mientras que la tasa media entre 2012 y 2016 fue del 7,7%).

Con la tasa de inflación entre el 9% y el 10%, la renta media del brasileño se situó en R $ 1.982 (US $ 566) en mayo de 2016, un 2,7% menor que el año anterior. Además, aunque la fuerza laboral, que incluye a los empleados y los que están buscando empleo, está creciendo un 2% al año, la tasa de empleo está cayendo el 1,4% anual.

Una de las consecuencias directas de esta desconexión de la fuerza laboral del crecimiento de la tasa de empleo es que los empleados están migrando del sector privado formal al informal, donde se enfrentan a condiciones de trabajo más precarias, salarios bastante inferiores y menos posibilidades de generación de ingresos. La tasa mensual formal de creación de empleo está hoy en torno a -100.000, lo que representa una mejora con respecto a 2015, cuando se perdieron 200.000 empleos al mes, el peor período registrado desde 1999. Por lo tanto, mientras el empleo formal está cayendo en el sector privado año tras año a una tasa del 4,2%, el trabajo autónomo está creciendo al 4,3% y el trabajo doméstico al 5,1%, de acuerdo con datos del IBGE. En este contexto crítico, no es sorprendente que las personas estén encontrando dificultades cada vez mayores para asegurar el empleo. De acuerdo con una encuesta nacional hecha en 2013 con consumidores por el ministerio de Trabajo y Empleo, cerca del 20% de la población creía que era fácil conseguir empleo. Actualmente, el porcentaje de personas en busca de empleo que cree en la posibilidad de conseguir colocación es prácticamente insignificante. Además, más del 90% considera difícil conseguir empleo.

Regulación del mercado laboral en Brasil

Hay más de 1.700 leyes laborales en Brasil. Los derechos de los trabajadores están garantizados por la Consolidación de las Leyes del Trabajo (CLT) y la Constitución federal. Según la guía Doing Business 2015 del Banco Mundial, el salario mínimo oficial era de US $ 435 en São Paulo y de US $ 451 en Río de Janeiro. El trabajador no puede trabajar más de 8 horas al día a menos que sea debidamente recompensado y el salario por la hora trabajada más allá del máximo permitido es del 50% sobre el salario pagado regularmente por hora. El período mínimo de permiso de maternidad es de 120 días, el período de prueba máximo es de tres meses y la remuneración anual mínima es de 26 días.

Hoy, 73 años después de la creación de la CLT, que fue instituida en el Gobierno del presidente Getúlio Vargas, se discuten las reformas estructurales. Las reformas del mercado laboral actualmente en proceso tienen como objetivo hacer las leyes más flexibles. Los cambios deberán aumentar la productividad del trabajador, reducir los costos para las empresas e inversores y, posteriormente, estimular la producción. [A mediados de julio, el Senado brasileño aprobó, tras una agitada sesión, una legislación laboral que genera fuerte resistencia social]

Los beneficios concedidos a los trabajadores se están revaluando e incluyen el pago de salario durante las vacaciones, el pago de una bonificación equivalente a un mes de salario, el permiso de maternidad y el fondo de garantía por tiempo de servicio (FGTS), que es un fondo en nombre del empleado donde se depositan contribuciones por el tiempo de servicio del trabajador en una empresa formal. La comisión encargada de la reforma laboral tendrá que negociar con los sindicatos para formalizar las propuestas presentadas. Por acuerdo mutuo, estas propuestas podrán ser enviadas al Congreso Nacional para su aprobación final.

Las nuevas reglas permitirán, por ejemplo, que los empleados y los empleadores negocien el pago de las bonificaciones en cuotas; se discute también la disminución del período de almuerzo de una hora a media hora a cambio de una jornada laboral menor. Actualmente, estas negociaciones no están permitidas y, por encontrarse fuera del ámbito de la CLT, tienen como resultado que los salarios estén regulados de forma restrictiva para los empleados. Además, se aceleraría el proyecto de ley relativo a la subcontratación por parte de las empresas, que les permite contratar a individuos registrados como “sociedades unipersonales” sin que sea necesario pagarles beneficios sociales.

El mercado laboral en Brasil resiste a la tempestad del desempleo