ESPIRITUALIDAD
También en Miyajima encontramos cier-
vos, aunque no tantos, que nos conducen des-
de la estación hasta la Tori medio hundida en
el agua que por la tarde cuando nos vayamos
se verá entera porque habrá bajado la marea
y la gente podrá acercarse caminando, cuan-
do ahora sólo se puede llegar a ella en una
embarcación.
Hay tantos templos
que no los acabas
de ver todos. Algu-
nos llenos de gente
que deja sus papeli-
tos augurando mala
suerte, que previa-
mente ha comprado
en el templo, atados
a una reja o deseos y
propósitos escritos en
tablillas de madera.
Hemos tenido suer-
te de presenciar algu-
na ceremonia casi
exclusiva, como en
Miyajima, en lo alto
de unas escaleras está
el templo Daisho-in.
Un monje con su ora-
ción acompañada por
el sonido del tambor
nos ha hecho vibrar
el cuerpo y el alma. O
nos hemos acercado
a un pequeño templo
Miyajima
en Osaka, escondido
entre las calles, donde
dos cañas de bambú echan agua y el sonido
relaja hasta llevarte a la meditación. Ahí sí
hemos palpado la espiritualidad.
También el Paseo de la filosofía invita a la
reflexión de camino a uno de los muchos tem-
plos de Kioto, así como en Kanazawa el museo
de Daisetsu Suzuki difusor del budismo en
occidente en el que se respira una paz intensa.
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