Revista de viajes Magellan Octubre 2017 | Page 28

En el horizonte se levanta la forma inconfundible del Monte Nimba y fue a despertarlo. El sargento abrió los ojos contrariado y escuchó las palabras del solda- do, mirando hacia nuestro coche mientras le dejaba hablar. Recogió los pasaportes que le tendió el soldado, se levantó y se dirigió hacia nosotros. En la mejilla derecha tenía una enorme cicatriz que le daba un aspecto salvaje. –Buenas tardes –nos dijo en francés, esbo- zando una falsa sonrisa que le deformó aún más la cara–. ¿Puedo preguntarles cuál es su misión? Nuestro guía local, Daïmou, fue el primero en hablar, con un tono de voz suave y edu- cado pensado para calmar la inquietud del sargento: –Queremos subir al Monte Nimba –dijo por enésima vez… El sargento frunció el entrecejo. El Monte Nimba, con sus 1.752 metros de altitud, es el punto culminante de un macizo que desde 1981 ha sido declarado como Reserva Natural Estricta. A causa de la inestabilidad política de la región (en la frontera de Costa de Mar- fil, Guinea y Liberia) el turismo no solo es desalentado por el gobierno, sino que a causa de la protección natural, en teoría está prohi- bido. Eso lo sabían todos los militares, hasta el sargento, y aunque ya nos habían advertido de la necesidad de un permiso adecuado para superar esa prohibición, también sabíamos que era más fácil subir físicamente a la mon- taña que sortear el caótico papeleo de la buro- cracia africana para obtener ese documento. Nos habían dicho que lo tenía que firmar el gobernador de la Guinée Forestière, así que 28