Revista de viajes Magellan Octubre 2017 | Page 21

Catarata de Montmorency muy poco poblada, sus verdes valles y sus pre- ciosos paisajes costeros. Pequeños pueblos sal- pican la costa y paramos en el pueblo de artis- tas de Baie-Saint-Paul, con numerosas gale- rías de arte y un núcleo de calles bastante pin- toresco. Seguimos la carretera costera – una de las carreteras escénicas más renombradas de esta parte de Canadá - y fuimos parando en diferentes puntos para disfrutar del paisa- je. Paramos en Saint-Joseph-de-la-Rive y en Port-au-Pesil, donde unas bonitas cascadas desembocan en el mar, cerca de una pinto- resca capilla. Aquí y allá encontrábamos una playa, un faro, una capilla… en fin, una mara- villa conducir por esta carretera. Y a la tarde habíamos reservado un viaje de avistamiento de ballenas en la bahía de Sainte Catherine. Os aconsejo que reservéis viaje a bordo de una Zodiac. Los hay en barcos más grandes y puede que más cómodos, pero la ventaja de la Zodiac es que en cuanto veían una ballena se ponían a su lado en segundos. Teníamos dudas sobre si veríamos alguna ballena, y que- damos muy gratamente sorprendidos porque vimos muchas. No pudimos inmortalizar el momento porque nos aconsejaron no llevar cámaras debido a que el viaje podía ser muy movido y podías mojarte bastante, como así ocurrió. Pero desde luego fue una experiencia inolvidable. Cuando acabamos el viaje cruza- mos en ferry la desembocadura del Saguenay para alojarnos en Tadoussac. 21