Chateau de Quebec
Con el nuevo día nos dirigimos al Parque
Nacional de Mont Tremblant. Nos alojamos
en el coqueto pueblo del mismo nombre,
básicamente una estación de esquí dedicada
a las actividades al aire libre en verano. Subi-
mos en teleférico a las montañas cercanas al
pueblo desde donde una torre forestal había
unas vistas espectaculares del lago Temblant.
También pudimos alquilar una embarcación
a motor para recorrer el lago. Por la tarde
hicimos un par de rutas sencillas en el parque
nacional para visitar las cascadas de Chute du
Diable y Chutes Croches. Y finalmente nos
dio tiempo a subir al mirador de La Roche,
con preciosas vistas sobre el lago Monroe. El
parque no es tan espectacular como los de la
costa oeste. Sin embargo merece la pena una
visita por la cantidad de lagos y riachuelos
que lo atraviesan.
El siguiente destino era Quebec, capital del
estado homónimo. Sin duda es la ciudad que
más nos gustó y la que tiene un carácter más
europeo. Su centro histórico está amurallado
y dominado por un impresionante Chateau,
hoy en día un hotel. El centro parece el de una
ciudad francesa con calles adoquinadas y pre-
ciosas casas. Desde la explanada del Chateau
- Terrasse Dufferin - hay amplias vistas sobre
el río San Lorenzo. En la parte baja, a nivel
del mar está la parte más pintoresca con la
encantadora plaza Royale y sus alrededores.
Pasamos buena parte del día recorriendo esta
zona, callejeando y disfrutando del animado
ambiente. También exploramos la ciudadela,
detrás del Chateau, y los campos de Abra-
ham, con algún edificio histórico y zonas ver-
des con buenas vistas. La zona costera bajo el
castillo es también muy agradable para pasear
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