revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 72

de hacer o sentir, podemos validar lo que sienten, podemos ayudarles a preparar algún ritual de conmemoración al fallecido.

Y a nivel mas practico podemos ayudarles con las mil gestiones que hay que realizar tras la muerte de alguien, podemos cocinar para ellos, podemos acompañarlos a donde precisen… Aquí siempre digo que esa frase que usamos, en muchísimas ocasiones, “cuenta conmigo, llámame para lo que necesites” es una frase que por muy buena intención que lleve no sirve. Generalmente la persona no está para acordarse de tu ofrecimiento, su desolación le llevara más a aislarse que a pedir. Así que mejor ser proactivo y actuar.

R: Es sano y necesario vivir y convivir con la tristeza, ¿cómo nos lo podemos permitir?

RM: Lo primero y necesario es reconocer que nos sentimos tristes. Aunque es cierto que no siempre esta es la emoción que nos acompaña, porque también puede ser rabia, enfado, desolación, inquietud, soledad, dolor, incapacidad para seguir viviendo, abandono, miedo, u otras emociones. Identificar y reconocer la emoción es el primer paso, para después permitir que se exprese. En ocasiones con llanto, en ocasiones con mutismo, con aislamiento, con enfado, con palabras, con suspiros… Ser amables con nosotros mismos y con lo que nos sucede es un gran paso. No exigirnos sentir una u otra cosa,

"Confiar en nuestra capacidad para metabolizar toda esta experiencia difícil y abrumadora e ir poco a poco restableciendo un equilibrio interno y externo."

un gran paso. No exigirnos sentir una u otra cosa, no pedirnos estar de una u otra manera… Reconocernos seres dañados y necesitados de un proceso de recuperación y cicatrización de la herida emocional que aparece cuando perdemos a un ser querido.

Si realmente no tratamos de esconder, disfrazar o disimular lo que sentimos y le damos el espacio necesario para expresarse la tensión interna disminuirá y podremos ir viviendo con ello. Sabiendo que el duelo es un proceso y como tal es cambiante y va evolucionando. Confiar en nuestra capacidad para metabolizar toda esta experiencia difícil y abrumadora e ir poco a poco restableciendo un equilibrio interno y externo.

R: Muchos viven ahora con miedo: mayores que cambian sus hábitos para evitar riesgos (la partida en el bar, el café, la tertulia en el parque), familias que se replantean un cambio de hábitos de ocio, relaciones personales, etc. ¿el miedo se puede reeducar?

El miedo es una emoción saludable que nos impulsa a anticipar posibilidades futuras peligrosas.

72