revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 31

Ante una realidad estresante como la de esta pandemia y sus consecuencias, hay familias que han aprovechado para disfrutar más la convivencia con sus hijos, les han ayudado en las tareas escolares online, han creado juegos, situaciones divertidas. ¡Qué memoria emocional tan preciosa se llevarán a su mundo de adultos! Pero también han aumentado los casos de maltrato infantil. Hay parejas que se han puesto con complicidad a apoyarles en las tareas escolares online, a crear canciones, disfraces, juegos, coreografías, para los niños y niñas, para su vecindario, incluso incluyendo en ellas a sus hijos. ¡Qué modelos tan estupendos! Podrán recordarlos e imitarlos cuando vengan mal dadas en su mundo de adultos. Les habrán ayudado a que carguen sus mochilas con herramientas personales valiosas para saber afrontar la incertidumbre en un mundo con cambios imprevisibles y vertiginosos. Pero, también han aumentado los casos de violencia de género. Hiere la sensibilidad imaginar el destrozo emocional que causan esas escenas en los niños, niñas y adolescentes que las presencian, que viven siempre con esa tensión latente y esos miedos que conllevan. También han metido todas esas experiencias destructivas en sus mochilas.

¡Mucha responsabilidad!

Como ya hemos dicho, la buena noticia que nos aporta la Neurociencia es que el cerebro humano tiene una capacidad estupenda: la plasticidad; es decir, admite cambios durante toda su vida si está sano; o sea, siempre podemos mejorar “nuestra mochila”, nuestra forma de sentir, de percibir e interpretar la realidad, de pensar enfocando en lo positivo o en lo negativo, de aumentar nuestra autorregulación, esa capacidad de gestionar positivamente nuestras emociones, nuestras actitudes y forma de dar repuestas a las tensiones que surgen cuando nos relacionamos con otros. Cada forma de respuesta tendrá un resultado diferente… y puedo entrenar en dar respuestas que me lleven a un mejor resultado. En resumen: en lugar de repetir “estilos” aprendidos, puedo pensar en “estrategias” mejores de respuesta. Esto es GESTIONAR LOS CONFLICTOS DE FORMA INTELIGENTE.

Nuestra mochila es responsabilidad nuestra; las consecuencias de nuestras actitudes y comportamientos, también. Y si somos padres, madres, profesionales de la Educación, nunca olvidemos que los niños, niñas y adolescentes, nos miran y copian, APRENDEN. Las células espejo de sus cerebros les ayudan a ello. Y no copian lo que decimos; principalmente copian lo que hacemos. Somos sus modelos a imitar y también sus espejos. En nosotros se ven reflejados como personas: dignos de amor, competentes, capaces, únicos siendo ellos mismos… o todo lo contrario.

¡Mucha responsabilidad!

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