revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 160

por que las gente se sienten muy lejanas de unos conflictos políticos en los que cabe todo el tiempo es la polarización, la discusión, el afearse mutuamente. No voy a poner ejemplos, por que afortunadamente no son tanto de la Comunidad Valenciana como de la vida un poco más allá de nuestra Comunidad Autónoma. Pero el conjunto de los conflictos que crean crispación al ciudadano le dejan verdaderamente desorientado y no le deja arrestos como para compartir mínimos de justicia. Es lo que me parece que es verdaderamente decepcionante. Es un momento de aparcar el combate de las ideologías e ir a esos mínimos que generan cohesión social. La cohesión social es fundamental para el funcionamiento de una ciudad y en ese sentido, creo yo, que los mínimos que hay que compartir. Es muy discutible lo que voy a decir, pero me parece que teniendo en cuenta que vivimos en un estado social y democrático. De hecho creo que la clave es lo que serían los componentes de una democracia liberal social.

¿Qué es una democracia liberal social? Pues aquella que se compromete a respetar los derechos civiles y políticos, económicos, sociales, culturales, el derecho al desarrollo, el derecho al medio ambiente. Eso es una democracia liberal social. Se habla mucho de rescatar la democracia liberal.

vamos a poder hacer ni en un cuarto de hora, ni en toda la mañana ni en todos los días, supongo, pero ustedes los tienen presentes y podemos ir hablando poco a poco.

Ya dentro del tema de la ciudad justa creo que hay que distinguir las ciudades moralmente pluralista, como es la valenciana, como es nuestra ciudad de Valencia. Hay que distinguir siempre dos lados desde un punto de vista ético, el de lo justo y el de lo bueno.

El de lo justo es una dimensión que se exige. El de lo bueno, como la vida feliz, es una dimensión a la que se invita y que se aconseja. Muy importante marcar esta distinción, por que en una sociedad, en una ciudad pluralista como la nuestra, hay muy distintas propuestas de vida buena y muy distintas propuestas de vida feliz que son perfectamente compatibles y aceptables siempre que respeten unos mínimos de justicia. Me parece importante distinguir entre que la justicia se exige y a la felicidad se invita. La justicia es muy exigente. Los mínimos de justicia tienen que ser ese núcleo que unen a todos los que componen la vida de la ciudad. Y por eso descubrir cuáles son esos mínimos de justicia es una tarea muy importante porque pertenecer a la ciudad quiere decir aceptarlos en sentido amplio. Hay distintos colectivos que tienen distintas ideologías , tienen distintas creencias y sin embargo los mínimos de justicia son exigibles a todos ellos.

¿Cuáles son esos mínimos de justicia? Yo voy a hablar ahora en dos puntos nada más de lo que creo que es en este momento urgente e importante para la vida de la ciudad en relación con estos mínimos de justicia. Me voy a referir a dos puntos.

El primero. Creo que es urgente e importante aparcar el combate de las ideologías. Aparcar el combate de las ideologías. El combate, el conflicto entre las ideologías está generando una situación de crispación que la ciudadanía no acaba de entender. Por que realmente el ciudadano no se siente tan crispado en ese sentido. La crispación está produciendo una auténtica desconfianza generalizada. No pérdida de legitimidad de las instituciones, pero sí falta de credibilidad de las instituciones por que las gente se sienten muy lejanas de unos conflictos políticos en los que cabe todo el tiempo es la polarización, la discusión, el afearse mutuamente.

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