revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 135

Algunas de las posibles vinculaciones que los primeros Municipios, las primeras comunidades autónomas y las primeras ciudades están empezando a pensar, incluso a aplicar: tasas de impuestos diferenciadas, aranceles diferenciados, crédito con interés diferenciado, prioridad en la compra pública, cooperación con la investigación universitaria, ayudas a las empresas.

Los bancos actuarán de una forma semejante. Antes de conceder un crédito no harán el examen del riesgo financiero que hoy por hoy ya tienen que realizar, es una obligación legal con la que tiene que cumplir, pero no tienen que examinar el riesgo ético, medioambiental, social de género, democrático de una inversión. A por eso vamos. Queremos conseguir que antes del examen financiero los bancos estarán obligados a realizar un examen ético de cada inversión para la cual se demanda un crédito.

Como he dicho antes, sólo cuando esta inversión sea una inversión realmente económica, pero no capitalista, no destructiva sino constructiva,

económica, pero no capitalista, no destructiva sino constructiva, entonces se va a conceder el crédito a condiciones más favorables. Cuanto mayor sea la contribución al bien común de dicha inversión.

Resumiendo, si seguiría siendo una economía de mercado. Dentro de las muchas alternativas que existen algunas optan por alternativas más allá de los mercados. Por ejemplo, los bienes comunes son una alternativa a los mercados, son muy importantes y colaboramos. Pero la economía del bien común enfoca en primer lugar en la reforma de los mercados y en su reorientación al bien común. De mercados orientados al afán de lucro y a la competencia vamos a pasar a mercados guiados por la orientación al bien común y la cooperación.

Esto sería otro sistema de valores que está detrás. Mientras que los economistas neoclásicos nos quieren decir que está esta decisión es una

cuestión política y

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