revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 131

del bien común. Para medir el éxito de las empresas seguirán realizando sus balances financieros, porque esto es una información necesaria para los grupos de contacto de la empresa. Pero más importante es el balance el bien común. Y lo mismo con las inversiones en el nivel micro. Las inversiones en el futuro, en la economía de verdad, exclusivamente llegan a la economía real y en ningún caso a la economía financiera. Y aún en la economía real tendrán que aprobar un examen, un test, una evaluación del bien común y ésta asegura que la inversión de recursos económicos dinero y capital en el futuro no causen ningún daño en los valores fundamentales, no expropie a ninguno de nuestros bienes comunes. Esto es un medio de protección, es el confinamiento, si se quiere, de las inversiones meramente capitalistas o crematísticas y la prioridad a las inversiones realmente económicas que causan un bienestar holístico que no tiene daños colaterales o externalidades.

¿Cómo lo traducimos al nivel de las empresas? El balance el bien común mide como una empresa, o también un ayuntamiento, o una universidad o un colegio, un instituto todas estas organizaciones de distintos tipos ya han realizado más de 600 balances del bien común.

¿Qué hacen? Miden en distintos aspectos como realmente implementan estos valores fundamentales que ya he enumerado hace un par de minutos.

Esto si lo tomamos en serio, si lo tratamos de entender y luego de traducir en la educación económica y en la práctica económica, esto tendría o debería tener consecuencias radicales. Porque si el bien común es el fin y el crecimiento del capital o de la disponibilidad de recursos financieros solamente es una condición, o un medio, entonces tenemos que medir el éxito, el primario de una empresa segura el alcance del objetivo según su contribución al bien común, según el crecimiento del bien común.

En primer lugar, y esto no lo estamos haciendo, estamos midiendo el éxito económico en todos los niveles con indicadores financieros capitalistas o crematísticos, si se quiere. Esto no es economía. En una economía de verdad veríamos el éxito de acuerdo con el alcance del fin el bien común y su

Crecimiento. Y esto es un error de método, es una incoherencia, una inconsistencia o una abierta contradicción entre el mandato ético de las constituciones y la educación económica por un lado y la práctica económica por otro.

La economía del bien común, en primer lugar, avisa de esta contradicción y proponer su solución. La solución consiste en despedirnos del producto interior bruto en el nivel de la medición de éxito de las economías nacionales y componer democráticamente un producto del bien común.

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