revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 128

Y, ¿quién decide cuáles son las cifras más importantes? Aquí ya damos con la debilidad de la democracia y con la falta de la participación de los ciudadanos. Porque si los ciudadanos pudiesen no solamente informarse sobre las consecuencias de alcanzar el objetivo de no calentar el clima global más de 1,5 grados, o de distribuir derechos de consumo ecológico por el orden de una 1,7 hectáreas globales por persona, o de limitar la desigualdad al factor 10 en los ingresos o a 20 millones de euros o dólares como un máximo de una fortuna privada, yo creo que el factor de reproducción no mayor de uno no va a ser el ganador en esta conversación democrática. A lo mejor va a ser uno de los más o menos importantes, pero seguramente no de los más importantes, porque hay más importantes. Y la pregunta que quiero poner en el inicio, ¿quién debe decidir cuáles son nuestros indicadores y más importantes?

Bien, dicho esto, una reflexión sobre el posible cambio de sistema. Ahora que mucha gente se lo está planteando, pero en pocas ocasiones definimos qué entendemos por cambio de sistema. Aquí una propuesta: un cambio del sistema es algo multifacético

Quiero empezar por el sistema de valores. Equilibrio en vez de crecimiento, comparación en vez de competencia, orientación al bien común en vez de la maximización del beneficio propio. Estos dos son cambios de valores y, en base a un cambio de valores tenemos narrativas distintas. Por ejemplo, una economía social y solidaria, una economía circular, una economía orientada al bien común en vez del capitalismo, una economía libre de mercado o el libre comercio, sólo ejemplos.

Ahora, un problema muy importante. Detrás de cada narrativa y detrás de cada sistema de valores hay paradigmas científicos. ¿Cuál es el problema? Algunas corrientes y escuelas científicas creen de sí mismas que son objetivas, que no tienen valores.

Al menos hay una y es la economía, es la ciencia económica neoclásica, que solamente es una de quince escuelas teóricas dentro de la ciencia económica, pero es la única que cree de sí misma que es objetiva, que no es normativa y que todas las demás si son normativas, son políticas o ideológicas.

normativa y que todas las demás si son normativas, son políticas o ideológicas. Y esto es un deber entre la entre la ciencia y política que deberíamos desenmascarar, esa pretensión de objetividad de ciencia no normativa que la ciencia económica neoclásica sigue transportando al discurso público y político. A pesar de que está compuesto claramente de un sistema de valores, es un sistema de valores. Un estudio científico lo ha desenmascarado y ha mostrado que los cinco valores principales de la ciencia económica neoclásica, no objetiva sino muy subjetiva, son: la maximización del propio beneficio o el egoísmo, la competencia en vez de la cooperación, tercero la orientación a fines financieros y materiales, el consumismo materialista y el crecimiento. Es todo un sistema de valores y es importante saber que no hay paradigma científico en las ciencias sociales, la ciencia económica es una ciencia social, que no esté basada en un sistema de valores.

"En vez del egoísmo y del crecimiento y la competencia apostamos por la dignidad y la solidaridad, la justicia, la sostenibilidad y la democracia. "

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