revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | страница 112

Cuando comencé a trabajar sobre la Renta Básica (RB)- a finales de los 90- pocos estudios habían publicados en el Reino de España. Incluso llamaba la atención la aparición de la propuesta y la discusión en lo que se vino a llamar el “marxismo analítico”. Dicha polémica se transcribió en un número especial de la Revista Zona Abierta (1988). En dicha Revista se publicaba un artículo de Robert J. Van der Ver y Philippe Van Parijs: “Una vía capitalista al comunismo”. En dicho articulo los autores defendían una renta garantizada compensatoria que fuera suficientemente amplia:

“Por el contrario, la renta garantizada adoptaría la forma de un subsidio universal concedido incondicionalmente a todos los ciudadanos, las cosas cambiarían, sustancialmente. Dado que los ciudadanos tendrían un derecho absoluto a este subsidio, cualesquiera que fueran sus ingresos de otras fuentes, comenzarían a obtener unos ingresos netos adicionales tan pronto como realizaran cualquier trabajo, por pequeño que fuera y por mal pagado que estuviera”

Dicho artículo abrió un extenso debate en el “marxismo analítico”. Diversos compañeros como Roemer, J. Elster, A. Przeworski o Erik Olin Wright entraron a debatir la propuesta. De aquellos, quizás el único que continuará defendiendo el Ingreso básico ( como una propuesta esencial para construir el socialismo) sería E.O. Wright, sobre todo en sus últimas obras. Mientras tanto, Van Parijs derivaba hacia el “liberalismo solidario”.

keynesiano el término de necesidades básicas cambia; ya que no se refiere a la mera “reproducción de la fuerza de trabajo”. En la postguerra (y hasta la década de los setenta) se afianzan una serie de dererechos económicos y sociales. Y ya la filosofía política (en particular Rawls) basa su teoría de la justicia en la defensa de las necesidades básicas. Frente a esta fundamentación sobresale la “Escuela de Budapest”- en particular Agnes Heller, que partiendo de Marx, defiende las “necesidades radicales” dentro de la sociedad burguesa.

El Estado del Bienestar también es producto del triunfo del bloque stalinista en los países del Este de Europa. El Movimiento obrero tenía un “espejo” donde reflejarse. Y aquí encontramos otra de las posibles causas del pacto de postguerra.

"Mayo 68 y poco después la crisis del 73 ,saca a la luz las contradicciones del capitalismo y su proceso de acumulación que lo lleva hacia el estancamiento económico."

el “liberalismo solidario”.

¿Adiós al Estado del Bienestar?

El Estado del Bienestar fue el paradigma de postguerra (hoy fetichizado). Mientras duró el crecimiento afianzado por una plan económico de ayuda, como fue el Plan Marshall, el capitalismo se recuperó. Recuperación que permitió el “pacto social” keynesiano mediante el cual el movimiento obrero consiguió una serie de “derechos” económico- sociales que permitieron la estabilización del capitalismo de postguerra.

Gracias a este pacto el movimiento obrero pudo acercarse a un “salario decente”, que permitía cubrir sus “necesidades básicas”. El problema es definir que entendemos por esas “necesidades básicas”. Si siguiéramos a Marx entenderíamos por estas necesidades el “mínimo del salario” que permitiera su reproducción social. Ahora bien, con el pacto keynesiano el término de necesidades básicas cambia; ya que no se refiere a la mera “reproducción de la fuerza de trabajo”. En la postguerra (y hasta la década de los setenta) se afianzan una serie de dererechos económicos y sociales. Y ya la filosofía política (en particular Rawls) basa su teoría de la justicia en la defensa de las necesidades básicas. Frente a esta fundamentación sobresale la “Escuela de Budapest”- en particular Agnes Heller, que partiendo de Marx, defiende las “necesidades radicales” dentro de la sociedad burguesa

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