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Política económica

La política económica, tal como indica el orden de las palabras, es primero política y después económica. Ni una medida de política económica mínimamente importante es neutral en un sentido preciso: que perjudica o beneficia a toda la población. Toda medida de política económica perjudica a unos sectores sociales y beneficia a otros. Un ejemplo: El Centre Delàs d’Estudis per la Pau, una veterana institución a favor de la paz y los estudios de gasto militar, explica en su último informe que existe un gasto militar total de 20.000 millones de euros, más de seis veces la partida destinada al Ingreso Mínimo Vital. Es una opción política, sin duda. Hay otras.  Hay otros muchos ejemplos de distintas políticas económicas posibles: bajar (o subir) los impuestos a los más ricos, congelar o bajar (o subir) las pensiones, facilitar y abaratar (o encarecer) los despidos laborales, bajar (o aumentar) el sueldo de los trabajadores del sector público, destinar menos (o más) recursos a la educación pública, fortalecer la sanidad pública o favorecer las instituciones de medicina privada, idear unos presupuestos públicos de austeridad como se hizo en plena recesión empezada en el 2008, etc. etc.

bajar (o subir) los impuestos a los más ricos, congelar o bajar (o subir) las pensiones, facilitar y abaratar (o encarecer) los despidos laborales, bajar (o aumentar) el sueldo de los trabajadores del sector público, destinar menos (o más) recursos a la educación pública, fortalecer la sanidad pública o favorecer las instituciones de medicina privada, idear unos presupuestos públicos de austeridad como se hizo en plena recesión empezada en el 2008, etc. etc. ¿Es difícil descubrir quien gana y quien pierde en cada uno de estos casos?

Así que lo que les estoy proponiendo es lo mismo que proponía Financial Times que, por una vez, aplaudo: que la renta básica incondicional y universal y un impuesto a las grandes fortunas, ojalá una renta máxima añado yo, sean incluidas algún día en las medidas de política económica de algún gobierno.

Eso ya no lo dice FT, pero me gustaría añadirlo: ambas medidas serían una gran defensa de la libertad. Un ministro del actual gobierno dejó escrito hace algunas semanas en un artículo de prensa: “No es el fin del mundo. Pero es el fin de un mundo. Del mundo en el que habíamos vivido hasta ahora.” Cabe añadir:  Puede ser peor, sí. Que sea mejor para la gran mayoría de la ciudadanía no rica depende, entre otras cosas, de lo que decida ella misma y sus circunstanciales representantes. La pandemia del COVID-19 quizás sea una oportunidad. Es una esperanza razonada.

Muchas gracias por su atención.

"Durante mucho tiempo hemos permitido que la riqueza se haya concentrado cada vez más en pocas manos. Una RB financiada como redistribución de la riqueza y la renta podría ayudarnos a revertir ese proceso."

Para poder escuchar la ponencia completa y las diferentes intervenciones y respuestas a los grupos parlamentarios, pinche aquí.

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