revista de pensamiento crítico y reconocimiento. | Page 11

encontrábamos el espacio y el tiempo para poder, quizás, separarse un poco de tanta absorción diaria y tomar perspectiva para ir un poco más lejos. Estaba pasando ya y no éramos conscientes.

Ahora, quizás, nos podemos dar cuenta. Estaba pasando que la escuela que le costaba mucho cambiar se iba alejando cada día más de un mundo que se estaba enfocando hacia un profundo cambio de época y el coronavirus nos lo ha recordado. Es importante no olvidarnos de esto, porque de esto va la transformación que debemos impulsar. La crisis que ha venido a profundizar el coronavirus es una crisis sistémica, es una crisis del sistema de transmitir el conocimiento, del proceso de enseñar y aprender que tenemos instaurado. Recuerden, la escuela moderna que nace en la segunda mitad del siglo XIX, que básicamente, sintetizando mucho, se concreta en un profesor que tiene el conocimiento y lo transmite oralmente y un alumno que ha de estar pasivamente recibiendo y luego poniéndolo en un examen. Bien, lo que ya estaba en crisis antes del coronavirus era esto. Y hemos respondido pasando este sistema presencial a un sistema remoto. Pero lo que teníamos era mucha presencialidad con unas gotitas de innovación o de tecnología

Y hemos respondido pasando este sistema presencial a un sistema remoto. Pero lo que teníamos era mucha presencialidad con unas gotitas de innovación o de tecnología

En el marco de esta crisis sistémica vamos a ponerle nombre a nuestro presente, a la realidad a veces dura, a veces a alegre, a veces de contacto directo, a veces padecemos por algunos de nuestros alumnos superando las dificultades. Pero pongámosle nombre a nuestro presente, porque si no le ponemos nombre va a ser difícil que podamos avanzar más allá del presente que tenemos.

Les propongo una pequeña reflexión. Nosotros veníamos, como decía hace un momento, de la enseñanza presencial con gotitas de innovación, con gotitas de tecnología. Y de ahí, sin aviso, sin planificación, sin tiempo, en 48 horas hemos tenido que pasar a una cosa que yo me atrevo a ponerle el nombre: enseñanza remota de emergencia. Porque lo que estamos haciendo no es ni enseñanza virtual ni aprendizaje online.

Lo intentaré explicar. Ahora esa enseñanza, porque nos estamos esforzando en enseñar pero no tenemos garantía de que haya aprendizaje, es remota porque no tenemos contacto directo con el alumno. El alumno está en casa porque hemos tenido que responder ante la emergencia. Poner nombre a las cosas es importante. Lo que estamos haciendo, lo que se está haciendo en el mundo en el 99% de los casos, no es aprendizaje online. Para poder hacer aprendizaje online deberíamos haber tenido tiempo de re-programar, de re planificar, de hacer un rediseño integral, de reflexionar sobre una serie de elementos que después vamos a citarlos. También es importante decirlo y saberlo porque si no puede que nos pase que haya como un desprestigio muy grande del aprendizaje online o de la enseñanza virtual. Ya empieza a ver gente por el mundo que dice: bueno es que si era esto la enseñanza online qué desastre, quiero volver a lo que teníamos.

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