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Precisamente, la universalidad de la sanidad pública y no condicionada a pobres o a niveles de renta determinados, ha mostrado estas semanas de pandemia una utilidad y necesidad sociales inmensas. Fue precisamente Ernest Lluch que en el mencionado tribunal dijo que universalizar la sanidad pública había sido el mayor logro de su tarea como ministro, que también se había contemplado la posibilidad de excluir a los más ricos y se había desechado por diversas razones técnicas y normativas. Esta característica de la RB, la universalidad, reconocía Lluch, le atraía. En todo caso, ¿por qué muchas personas que encuentran la universalidad de la sanidad pública un mérito, consideran que la universalidad de la RB es un problema?

Pero voy a aportar un argumento más conocido por muchos estudiosos de los subsidios condicionados. Siempre que trazamos una línea para dividir a las personas “merecedoras” y “no merecedoras” de los subsidios condicionados como es el caso del Ingreso Mínimo Vital, se pueden cometer dos tipos de errores. El primer tipo de error es el falso positivo que se comete cuando alguien pasa la prueba y no debería haberlo hecho. El segundo tipo de error es el falso negativo que se realiza cuando alguien falla la prueba y debería haberla pasado. Y los dos errores son muy frecuentes. Una persona recibe lo que no merece, según el criterio establecido entre merecedores y no merecedores, mientras que otra persona no recibe lo que merece.

en 23 países encontró que se excluye entre el 44 y el 97% de las personas a las que supuestamente dichos programas iban destinados a llegar. Así pues, las medidas que no son universales continuamente presentan este tipo de problemas: no cumplen los objetivos que buscan cumplir en un margen de error inusitadamente alto. Algo se está haciendo mal.

La universalidad no debe equipararse a que todas las personas ganan. Todas las personas reciben la RB, por definición, pero no todas ganan. En un modelo de financiación que les esbozaré más adelante, el 20% de la población del reino de España más rica perdería y el 80% restante ganaría.

Los problemas asociados a los subsidios condicionados son muchos y de muy variado tipo.

“A los más necesitados”, “que nadie se quede excluido”, “que el dinero que se dispone que no es ilimitado vaya a quienes más lo necesitan” son expresiones habituales junto a muchas de similares que se escriben y se pronuncian para defender los subsidios condicionados para pobres, como los programas de rentas mínimas o de garantía de ingresos. Son subsidios que se focalizan hacia las personas que se identifican como pobres o como personas con insuficiencia de rentas o cualquier otra condición. La idea original de los programas de rentas mínimas o de garantía de ingresos es proporcionar unos medios temporales para cubrir una carencia de ingresos, presumiblemente transitoria. Las

"¿De verdad queremos seguir confiando en que “encontrar un trabajo” es la mejor alternativa a la pobreza en una sociedad que no es capaz de bajar del 15% de desempleo?"

haberla pasado. Y los dos errores son muy frecuentes. Una persona recibe lo que no merece, según el criterio establecido entre merecedores y no merecedores, mientras que otra persona no recibe lo que merece. El primero no es importante, pero el segundo error tiene muy malas consecuencias para las personas que han quedado excluidas del subsidio condicionado. Dos estudios ofrecen unos datos muy desconsoladores para los subsidios condicionados. El primero, que agrupaba las ayudas condicionadas en 30 países encontró un promedio de error sorprendentemente alto: 50% quedaban excluidos de las ayudas Otro estudio con 38 programas de ayudas focalizados a la pobreza en 23 países encontró que se excluye entre el 44 y el

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