Pensar en la individualidad y alteridad del hombre, trae en la actualidad a debatir si la
diversidad que fue otorgada por la naturaleza al hombre se reduce a la capacidad de diferenciarse
del otro, de encontrarse consigo mismo, o al contrario, de estas dos y la capacidad de ser
identidad grupal (individuo social), es decir, coincidencia con los otros y diferencia con otro
grupo social; para lo que cabe desarrollar la pregunta ¿son la identidad y alteridad componentes
que le corresponden tan solo al ser como individuo o también al grupo de seres como individuo
social?, esto en la actualidad trae a repensar la relación identidad-alteridad vs procesos de
globalización, y allí pregunta responder también ¿Cómo puede el hombre mantener un equilibrio
entre su identidad y la identidad de su contexto sin terminan respondido tan solo a una?
Ahora bien, el dialogo identidad-alteridad no se agota en el carácter antropológico del
hombre, sino que se expande en sus diferentes parajes. Al tomar al hombre como ser social por
naturaleza (Aristóteles, 1988), encontramos a un ser que dialoga con el otro, y este carácter nos
trae una discusión entre una ética teleológica y deontológica del hombre, entre lo que el hombre
aspira, reflejado en la identidad y; lo que se da a sí mismo, visto en la alteridad; para concluir
que el hombre debe abordar igual medida las dos para mantener un equilibrio social.
Agradecimientos
En primera medida quiero agradecer a nuestros referentes teóricos, por otorgar el
desarrollo de una visión crítica frente a de muchos aspectos cotidianos de la vida, por su valor en
la construcción de contenidos filosóficos accesibles a quien se adentra en el aprendizaje de la
filosofía, por sus visiones que ayudan a formar personas e investigadores en una sociedad en la
ocasionalmente predomina la especulación.