Revista de Diciembre de 2019 2019 Revista Diciembre | Page 5
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como “incidentes en la vía pública” y don-
de ante la ley la violencia de género ni
siquiera existe, hemos conseguido crear
unidades especializadas de atención a
víctimas en dos hospitales públicos del
país -la capital, Nuakchot y Guidimaka, en
el Sur- en las que se ha atendido a unas
1.200 supervivientes. Casi el 80% de los
casos que llegan son de niñas menores
de 18 años, a un ritmo de unas 50 al mes.
Formamos al personal sanitario, como
matronas y trabajadoras sociales, para
alcanzar un sistema integral de preven-
ción, cuidado y protección a las víctimas
y las apoyamos durante el proceso judi-
cial. Está previsto extender estas unida-
des hospitalarias a otras regiones, como
Nuadibú, donde se abrirá en 2020.
“En nuestro centro de atención vemos
casos de violencia sexual hacia niñas
muy pequeñas, incluso de entre 1 y 8
años. Las mujeres sufrimos siempre,
pero vamos a ganar esta lucha, porque
tenemos la determinación para hacerlo”,
afirma Zeinabou Taleb Moussa, presiden-
ta de la Asociación Mauritana para la Sa-
lud de la Madre y de la Infancia (AMSME),
organización con la que trabajamos en el
país.
Por otra parte, con motivo del Día Inter-
nacional de la Eliminación de la Violencia
contra la Mujer, la semana del 25 de sep-
tiembre lanzamos la primera campaña de
comunicación sobre violencias de género
en el país, con el fin de crear concien-
cia de esta problemática en la población
mauritana a través de conciertos, exposi-
ciones fotográficas, videoclips o grandes
vallas en las calles. El objetivo es llegar
a una población que hasta hace poco
consideraba este tema como un tabú y
cambiar una legislación que ni si quiera
la contempla.
En Mozambique, se ha activado un siste-
ma de alerta telefónica para víctimas de
violencia de género: la plataforma Front-
line SMS Cloud, que ofrece a las víctimas
contacto inmediato con el centro de
atención a través del envío de un men-
saje de texto gratuito. A través de este
SMS, la víctima recibe una respuesta
rápida y personalizada y un seguimien-
to continuado por parte de todos los
agentes que trabajan en el centro. Las
cientos de mujeres que han usado este
mensaje de texto aseguran que tienen
la sensación de tener una mayor protec-
ción frente al agresor.
NO PODEMOS PARAR
En Mauritania hay víctimas de violencia se-
xual, pero sobre todo hay supervivientes. Y
hay luchadoras que no bajan la mirada ni
las manos, ante nada ni ante nadie.
Un día te rompes porque conoces en uno
de los centros de día a una niña de 13 años
violada, con un bebé de dos meses en bra-
zos fruto de esa agresión. Y al día siguiente
te vienes arriba mientras escuchas embo-
bada a una abogada feminista o a una pe-
riodista que organiza “círculos de conver-
sación” para combatir la mutilación genital
en barrios perdidos de la ciudad.
Por cada mujer que sufre hay otra determi-
nada a que la primera deje de hacerlo.
Las organizaciones humanitarias, como
Médicos del Mundo, podemos y debemos
acompañarlas, darles recursos, amplifi-
car su mensaje. Pero la lucha es suya y
solo así será perdurable. Ya han conse-
guido una ley que “protege” a las niñas
menores de 18 años de las agresiones
sexuales. Ahora pelean por extender
la cobertura legal a las mujeres adultas y
siempre, por vencer la impunidad de los
agresores. La primera vez que un hombre
entró en prisión en Mauritania como culpa-
ble de violación fue en 2008. Anteayer.
En Mesoamérica, trabajamos en el cumpli-
miento de la legislación sobre violencias
de género y el fortalecimiento de los re-
cursos públicos en países como El Salva-
dor y Guatemala.
Las violencias de género afectan a los de-
rechos de las mujeres, pero también a su
salud. Atraviesan todas las culturas, reli-
giones y nacionalidades. Como organiza-
ción sanitaria, centramos los esfuerzos en
defender los derechos sexuales y repro-
ductivos, promover la equidad de género,
luchar contra las mutilaciones genitales,
la violencia con la pareja, el matrimonio
precoz, la violencia sexual y la trata de
personas con fines de explotación sexual.
En contextos de conflicto y emergencias
humanitarias, las desigualdades exis-
tentes y el riesgo de las mujeres de ser
víctimas de distintas formas de violencia
aumentan. Para la mayoría de las mujeres
en entornos posteriores a conflictos, la
violencia no termina con el alto al fuego o
la firma de un acuerdo de paz, y por ello es
importante disminuir el impacto de estas
vulneraciones de derechos e incrementar
el acceso a los servicios de salud mental y
apoyo psicosocial.
hemos abiertos estas unidades especiali-
zadas en violencia de género, que vamos
a seguir extendiendo por otras regiones.
Porque no podemos parar.
Celia Zafra, responsable de
Comunicación de Médicos del Mundo,
visitó recientemente nuestros
proyectos en Nuakchot (Mauritania).
“Hay vecinos que no te puedes imaginar que
sean agresores. Son amables, compran co-
mida y regalitos a las niñas, las cuidan. Y de
repente, cuando ya tienen confianza, las ata-
can”, me contaba Banèl, trabajadora social.
Lo de siempre, pero aquí a gran escala.
La legislación es imprescindible, pero no
cura. Desde 2017, quienes ya han sufrido la
violencia pueden al menos acudir al hospital
sabiendo que el equipo sanitario no las juz-
gará y les practicará las pruebas necesarias
y les facilitará los tratamientos que requieran
sin pagar una ouguiya (la moneda mauritana).
No podemos atrasar el reloj para evitarles el
ataque que han padecido, pero podemos
hacerles más llevaderas las consecuencias:
prevenir un posible embarazo, suturar las
heridas, proteger su salud física y mental.
Ya hay dos hospitales en el país en los que
Cartel de la campaña ¿Por qué guar-
damos silencio sobre la violencia contra
las mujeres? Rechaza. Habla. Actúa.
Nº 48 DICIEMBRE 2019