Revista de Comunidades Educativas 127 Revista de Comunidades Educativas De La Salle 127 | Page 39

Comunidades educativas Reflexionemos No sé hasta dónde me sea lícito escribir en pri- mera persona un texto cuyo destinatario final es la comunidad lasallista; sin embargo, asumo el riesgo porque mientras trato de encontrarle orilla a la propuesta que me hizo un amigo para que aborde algunas ideas sobre el presente lema “Grandes cosas son posibles”, me atemoriza la sola idea del alcance oceánico que lleva dentro una frase que parece tan sencilla. Y, sin embargo, y más allá de mi seguro desastre siento que no puedo fallar a la confianza que mi amigo ha depositado en mí. Y mientras rumio una y otra vez el cómo iniciar el escrito, me asaltan unas líneas del poeta urugua- yo cuando escribe: “¿qué les queda por probar a los jóvenes…?” es tan desolador el saber que a nuestros adolescentes nada, al parecer, los sacia en su sed de infinito: el sonido de un buen ver- so (extraigo éste de bote pronto: “mi bella, son tus besos frescos como sandías”) casi siempre es la flecha que da en la Diana: su indiferencia. Ellos, no todos por fortuna, tienen puesta su an- siedad en otro lado: el iPhone que está por salir los próximos días es mucho más importante que la Amazonia que se consume vertiginosamente; para ellos es central lo que está ocurriendo en estos instantes en Facebook, aunque las ecuacio- nes lineales que explicó el maestro de matemá- ticas no vivan en el universo de sus preocupa- ciones. Para ellos es más importante el show del “yo” en las redes sociales, que aquella ventana que nos permite conocer el mundo: un libro. hagamos un alto: ¿Quiénes hemos formado a los jóvenes en las aguas donde ellos nadan con natu- ralidad? Responsabilizar a nuestros jóvenes por intoxicarse en los humos del consumismo sería tanto como afirmar que “leer y escribir son he- chos naturales y el respirar una conquista social” Ellos, incluidos nosotros los adultos, giramos como mulas obedientes en torno a la noria del consumismo: a veces nos obstinamos hasta la enfermedad por acumular bienes sin importar la manera como lo logremos (vivir con dignidad y con ciertas comodidades es lo más natural y legítimo de todo ser humano; sin embargo, hay ocasiones que pareciera no importarnos que las escaleras del ascenso no sean las adecuadas, y eso es lo grave). A veces, pues, las reglas del juego parecieran no importarnos, y es ahí donde la educación cobra importancia, porque somos protagonistas de un momento decisivo en la historia de la humani- ¿Qué les queda por probar a los jóvenes? marti- llea una y otra vez en sus líneas el poeta… pero 37