Harold: ¿Qué es lo bueno y lo malo de ser reina?
Martina: Lo bueno, creo que el solo hecho de participar en un certamen te hace afortunada, no todas las mujeres que sueñan con ser reinas lo consiguen y creo que fui muy afortunada. Además de las vivencias, conocer personas que piensan diferente a ti pero que indirectamente te ayudan a construir una mejor versión de ti.
Lo malo, bueno pienso que lo malo de esto es la lucha diaria por obtener recursos para poder financiar los gastos, todos creen que por ser reina recibes el apoyo económico no es así, son más los sacrificios que se deben hacer para lograr participar. Otro aspecto son las críticas, aunque en mi caso le hice oídos sordos, pero en muchas ocasiones si te afectan y se convierten en un obstáculo para sacar adelante esta responsabilidad.
Harold: ¿Cuál es la presión que se maneja durante su preparación?
Martina: Cuando a uno le apasiona algo, más que una presión es como lo he repito en muchas ocasiones es la responsabilidad que uno adquiere. Durante la preparación entran en juego muchas cosas, empezando por la inversión de tiempo y dinero, el compromiso de dar todo de sí y los sacrificios como estar lejos de casa, tener que enfrentar otra realidad, tener caídas y heridas que son parte de la preparación para estar en un cien por ciento lista y dar la talla en la competencia.
Un amigo me decía que cuando uno decide participar en estos concursos es porque quiere ganar, y quizá tenga razón, pero en mi mente más que ganar uno de estos concursos, estaba la oportunidad de dar a conocer las tradiciones de mi pueblo, mostrar que el estigma que hay hacia las mujer o hacia las reinas hay que romperlo. Las reinas no somos brutas, somos valientes, porque asumimos un rol importante, ser la representante de miles de personas no es nada fácil. Quizá la presión si este en los nervios, esa sensación que te pone a mil todo el cuerpo y que pone a tu cerebro a cuestionar si todo saldrá bien.
Harold: Señorita Rojas, muchas gracias por su tiempo y por hacer parte de esta entrevista.
Martina: Muchas gracias a ti Harold, es un gusto para mi haber estado aquí contigo charlando.