Tlazoltéotl
Por: Ximena Morales
Soy Tlazoltéotl la Diosa de la pasión y de la lujuria. Tengo otras cuatro diosas hermanas, igualmente “aptas para el amor carnal”, y a todas ellas les llamamos Tlazoltéotl o Ixcuina. Todas provocábamos el apasionamiento en el amor y el apetito desenfrenado de los deseos carnales, pero también lo retiramos, por eso nos adoraban y nos temen. Esta pasión de amor provoca ocasionalmente el adulterio, el cual es considerado una transgresión, una suciedad, y se penaliza gravemente cortando las narices a los amantes.
También soy conocida como "la comedora de suciedad" debido a que se cree visito a la gente que estaba por morir.
Muestro las contradicciones de algunos valores morales sobre la feminidad en la sociedad azteca: traigo el sufrimiento con enfermedades venéreas y lo curo con la medicina, inspiro las desviaciones sexuales, pero a la vez tengo la capacidad de absolverlas, y todo ello siendo diosa madre de la fertilidad, del parto, patrona de los médicos y a la vez diosa cruel que trae locura.
Controlo el líquido amniótico entre el cual se gesta el feto y todos los órganos femeninos relacionados con el embarazo y puedo precipitar las aguas, dirigir el mecanismo de ciertos órganos y manipular las leyes que rigen la mecánica del parto natural.
Habito en unos maravillosos vergeles de espesas frondas y arrullado-ras fuentes, que cubren de verdor extensas praderas tapizadas de variadas y extrañas flores de mil colores y deliciosos aromas.