Revista Crece "Paternidad" | Page 17

HOMBR E S La Palabra de Dios dice que participar de una vida desordenada, siempre conduce a más desorden. El pecado nunca está satisfecho con cuánto tiene de ti. Siempre quiere más. El pecado juega para ganar. Como el evangelista Freddie Gage dijo: «El pecado emociona y luego mata. Te fascina y luego asesina. Si juegas con él, vas a perder». Cada vez que juegues con el pecado, te quemarás. Cuando Bobby cruzó la frontera del estado, dijo que sent ía como si el Espíritu de Dios le dijera: «¡No lo hagas!», pero siguió adelante. ¿Estás luchando con una fortaleza del enemigo? Puede que esté relacionada con la pornografía, una aventura extramatrimonial o algo completamente distinto. Sea lo que sea, se ha arraigado en tu corazón y te sientes atrapado. Tienes que saber que hasta que lo arranques de tu corazón no podrás seguir adelante, como tampoco pudo Bobby. Aunque su esposa ya se había enterado de su adulterio, le pedí a Bobby que le confesara su pecado. También le dije que necesitaban consejería y comenzar un proceso de restauración. Detesto decirlo, pero Bobby perdió su ministerio. ¿Te das cuenta de que hay una diferencia entre el perdón y las consecuencias? A veces la gente piensa: Solo me estás intimidando; no me estás perdonando. Pero el perdón no siempre te exime de las consecuencias. La esposa de Bobby lo perdonó y parecían s e g u i r a d e l a n t e. C u a n d o l o s á n i m o s comenzaron a aquietarse, parecía como si Bobby estuviera empezando a crecer espiritualmente y a cultivar una relación más fuerte con su esposa. Recursos que te pueden interesar de editorial • p o rtavoz Pero un domingo por la noche, algunos años más tarde, sonó mi teléfono. Cuando contesté, oí la voz perturbada de la esposa de Bobby. «Queremos que sepas que volvió a caer — dijo ella—. Pastor, nos vamos a encontrar con nuestro propio pastor mañana por la mañana. Por favor, ora por nosotros. Estoy hecha pedazos». Al día siguiente, mi teléfono volvió a sonar. Esta vez fue un amigo que me comunicaba algo que nunca esperé escuchar. Temprano a la mañana, Bobby le había dicho a su esposa que antes de su sesión de consejería, necesitaba ver a su médico. Después de la visita al médico, se dirigió a un lugar cerca de su casa y tomó la decisión de poner fin a su vida. P r e s idí s u f u n e r a l . ¿Puedes ver lo que me impulsa a ser tan apasionado sobre este delicado asunto de las fortalezas del enemigo? El pecado llevó a Bobby más lejos de lo que quería, le costó más de lo que quería pagar y lo mantuvo más tiempo del que quería quedarse. En el nombre de Jesús de Nazaret, ¿cómo podemos ganar la guerra a menos que los hombres confesemos nuestros pecados? Cada día de mi vida, la trágica historia de Bobby me recuerda el alto costo de la vida de pecado. Aún lo considero un buen hombre, pero se dejó atrapar por el enemigo. Permitió que un pensamiento se convirtiera en un hábito, lo cual pasó a ser una acción y luego una fortaleza que acabó con él. Las fortalezas del enemigo destruyen nuestros matrimonios, dañan a nuestros hijos y devoran nuestra vida personal. Tenemos que tomar una decisión simple, pero crítica: aprendemos a derribar las fortalezas del enemigo en nuestras vidas o estas nos destruirán. ACTÚA COMO HOMBRE DERRIBANDO FORTALEZ AS 17