HOMBR E S
La Palabra de Dios dice que participar de una
vida desordenada, siempre conduce a más
desorden. El pecado nunca está satisfecho
con cuánto tiene de ti. Siempre quiere más. El
pecado juega para ganar. Como el evangelista
Freddie Gage dijo: «El pecado emociona y
luego mata. Te fascina y luego asesina. Si
juegas con él, vas a perder». Cada vez que
juegues con el pecado, te quemarás.
Cuando Bobby cruzó la frontera del estado,
dijo que sent ía como si el Espíritu de Dios le
dijera: «¡No lo hagas!», pero siguió adelante.
¿Estás luchando con una fortaleza del
enemigo? Puede que esté relacionada con la
pornografía, una aventura extramatrimonial o
algo completamente distinto. Sea lo que sea,
se ha arraigado en tu corazón y te sientes
atrapado. Tienes que saber que hasta que lo
arranques de tu corazón no podrás seguir
adelante, como tampoco pudo Bobby.
Aunque su esposa ya se había enterado de
su adulterio, le pedí a Bobby que le confesara
su pecado. También le dije que necesitaban
consejería y comenzar un proceso de
restauración. Detesto decirlo, pero Bobby
perdió su ministerio.
¿Te das cuenta de que hay una diferencia
entre el perdón y las consecuencias? A veces
la gente piensa: Solo me estás intimidando;
no me estás perdonando. Pero el perdón no
siempre te exime de las consecuencias.
La esposa de Bobby lo perdonó y parecían
s e g u i r a d e l a n t e. C u a n d o l o s á n i m o s
comenzaron a aquietarse, parecía como
si Bobby estuviera empezando a crecer
espiritualmente y a cultivar una relación más
fuerte con su esposa.
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• p o rtavoz
Pero un domingo por la noche, algunos años
más tarde, sonó mi teléfono. Cuando contesté,
oí la voz perturbada de la esposa de Bobby.
«Queremos que sepas que volvió a caer —
dijo ella—. Pastor, nos vamos a encontrar
con nuestro propio pastor mañana por
la mañana. Por favor, ora por nosotros. Estoy
hecha pedazos». Al día siguiente, mi teléfono
volvió a sonar. Esta vez fue un amigo que me
comunicaba algo que nunca esperé escuchar.
Temprano a la mañana, Bobby le había
dicho a su esposa que antes de su sesión
de consejería, necesitaba ver a su médico.
Después de la visita al médico, se dirigió a un
lugar cerca de su casa y tomó la decisión de
poner fin a su vida.
P r e s idí s u f u n e r a l .
¿Puedes ver lo que me impulsa a ser tan
apasionado sobre este delicado asunto de
las fortalezas del enemigo? El pecado llevó
a Bobby más lejos de lo que quería, le costó
más de lo que quería pagar y lo mantuvo
más tiempo del que quería quedarse. En el
nombre de Jesús de Nazaret, ¿cómo podemos
ganar la guerra a menos que los hombres
confesemos nuestros pecados?
Cada día de mi vida, la trágica historia de
Bobby me recuerda el alto costo de la vida de
pecado. Aún lo considero un buen hombre,
pero se dejó atrapar por el enemigo. Permitió
que un pensamiento se convirtiera en un
hábito, lo cual pasó a ser una acción y luego
una fortaleza que acabó con él. Las fortalezas
del enemigo destruyen nuestros matrimonios,
dañan a nuestros hijos y devoran nuestra vida
personal. Tenemos que tomar una decisión
simple, pero crítica: aprendemos a derribar
las fortalezas del enemigo en nuestras vidas
o estas nos destruirán.
ACTÚA COMO
HOMBRE
DERRIBANDO
FORTALEZ AS
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