JÓVENES
s 18:20-21)
(P roverbio
D
el fruto de la boca del hombre se llenará
su vientre; se saciará del producto de sus
labios. La muerte y la vida están en poder
de la lengua, y el que la ama comerá de
sus frutos.
La herramienta que tienes detrás de tus dientes, la
lengua, puede influir en tu realidad para bien o para
mal. Puede producir vida o producir muerte.
La boca y la lengua no solo pueden aportar a
nuestra vida, sino también quitarnos. Van en ambas
direcciones. Tus palabras pueden ser una ayuda de
vida o de muerte, porque la vida y la muerte están
en poder de la lengua.
Poder
para destruir
destruir
Poder para
para sanar,
sanar, poder
poder para
Tú y yo tenemos el poder de traer bendición
o maldición unos sobre otros y sobre nosotros
mismos simplemente mediante nuestra boca: la
lengua tiene la capacidad de hacer ambas cosas.
No tienes que matar a una persona físicamente
para arruinarle la vida para siempre. Infinidad
de personas han sido destruidas por medio de las
palabras. Proverbios 6:2 dice: «Te has enlazado con
las palabras de tu boca, y has quedado preso en los
dichos de tus labios». Nuestras palabras pueden
enlazarnos. Pueden llevarnos a situaciones en
las que nunca deberíamos haber estado. Pueden
obligarnos a compromisos que nunca deberíamos
haber hecho. La lengua puede sanar o puede hacer
daño: «La lengua apacible es árbol de vida; más la
perversidad de ella es quebrantamiento de espíritu»
Proverbios 15:4.
Muchos de nosotros usamos la lengua
ligeramente para expresar como nos sentimos
o lo que pensamos, pero ¿la usamos
poderosamente? Dice
Proverbios 12:18: «Hay
hombres cuyas palabras son
como golpes de espada; mas la
lengua de los sabios es medicina». Y
también Proverbios 13:3: «El que guarda
su boca guarda su alma; mas el que mucho
abre sus labios tendrá calamidad».
Ya que tu lengua es una herramienta
increíblemente poderosa, puedes imaginarte por
qué tu boca es como un campo de batalla entre Dios
y el diablo. Hay una guerra por tus palabras, porque
estas pueden traer vida o muerte.
Tan cruciales son nuestras palabras, que el salmista
escribe: «Pon guarda a mi boca, oh Jehová; guarda
la puerta de mis labios» Salmos 141:3. ¿Qué hace un
guardia? Abre y cierra una puerta en el momento
apropiado. Básicamente, el salmista le pide a Dios
que coloque un policía en la entrada de su boca. Ese
centinela haría saber al salmista cuando hablar y
cuando no hablar.
Eso significa cuidar tu boca, guardarla, vigilarla. Es
una poderosa herramienta tanto para el bien como
para el mal.
Por eso el mensaje de mi libro es tan importante. Si
podemos aprender a cuidar nuestra boca para que
nuestras palabras estén estratégicamente ligadas
al propósito de Dios para las palabras, podremos
ver su poderosa presencia cambiar el curso de
nuestra vida así como el de aquellos que se
encuentran en nuestra esfera de influencia.
Es hora de que todos tomemos en
serio la advertencia:
!
Lectura recomendada: «Cuidado con esa boca» de
Tony Evans • Editorial Portavoz
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