Revista Casapalabras N° 36 Casapalabras N° 36 | Page 53
Un hombre no es suficiente para ello, no es culpable
ni inocente la belleza. La vida es bella, y tú duermes sobre
la funda de almohada con remiendos y lo último que creíste
ver antes de dormir fue el cable eléctrico de la única luz de
esta habitación. La vida es bella, tarareable y silbable, lo
crees cuando apagas esa luz e imaginas una vida más bella
que la que crees es la de esta habitación. Pero yo no soy el
durmiente. Yo sólo atestiguo lo adormecido. Yo sólo veo la
vida bella, dejando las vegas. Yo sólo quiero encontrar la
frase que lo señale de una forma que acaso te convenza, que
detenga el salto, el impulso del salto, la memoria del salto,
la frase que obligue a no saltar.
La sé instintivamente. No sirve para ti.
La tuya la sabes o la ignoras instintivamente.
La vida es bella, querido mío
es siempre mejor que el salto a solas
cuando en el último instante
querría asir tu mano
detener el grito
hacer retroceder lo que no me sostendría
y es muy tarde.
Teresa Melo
(Santiago de Cuba – 1961)
Filósofa, narradora, poeta y editora cubana. Es gradua-
da de Filosofía en la Universidad de La Habana. En su
extensa trayectoria literaria destacan los títulos Libro de
Estefanía (1990), El vino del error (1998), poemario este
por el que recibió el Premio de la Crítica de ese año, Yo
no quería ser reina (2000), El mundo de Daniela (poesía
para niños, 2002) y Las altas horas (2003), libro con el que
obtuvo el Premio de Poesía Nicolás Guillén. Es además
autora de las antologías Mujer adentro (2000), Incesante
rumor (2002) y Soy el amor, soy el verso. Selección de poesía
de amor en lengua española (2004). Actualmente trabaja
en la Fundación Caguayo. Es miembro de la UNEAC
y, entre otros reconocimientos, le fue otorgada la Distin-
ción por la Cultura Nacional.
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