Revista Caracter 2 - 2014 Vol. 2 | Page 118

de todos, siempre lo han tenido... (Friedman 25) Pero entre esos dos extremos -Ia moneda respaldada solo por el trabajo y la moneda respaldada solo por la con- fianza- subsiste el hecho también cierto de que, si la econo- mía de un país no es lo suficientemente grande, su moneda no puede respaldar las transacciones que se efectúen un poco más allá de los estrechos límites de sus fronteras. y esa es una condición que, hoy por hoy, ningún país latinoa- mericano puede cumplir. Con respecto a la segunda alternativa -la asociación comercial- Latinoamérica ha realizado varios esfuerzos desde los años 50 para tratar de crear algún mecanismo de integración o de libre comercio. Sin embargo todos esos intentos -comenzando con la ya venerable ALALC y, por ahora, terminando con la ALBA - han fracasado. Entonces, parecería que solo la tercera alternativa -la de crear o compartir una moneda común- aún perma- nece abierta para América Latina. Sin embargo, para crear una moneda común, sería necesario que los países latinoa- mericanos logren derribar una serie de barreras -conven- cionales unas, artificiales otras- gratuitamente levantadas entre ellos y, adicionalmente, que logren construir el esce- nario de unidad que un Peso Latino requeriría para poder transitar libremente. Visualizar cuáles son esas barreras y cual ese esce- nario, requiere rememorar la semilla que dio luz a las dos principales monedas que hoy tiene el Siglo XXI: el Euro y el Dólar. - 126 -