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de su edificio. Borrachos y jalados. Bájate las pantaletas.
Cuando el vigilante tocó el cristal con la linterna, no nos dio tiempo
de vestirnos. Yo salí del carro con las tetas al aire. Carlos le dijo qué
te pasa. El vigilante le pegó con la linterna en la frente. Carlos empezó
a sangrar. Yo pegué un alarido que se escuchó en todo el edificio. El
vigilante salió corriendo. Carlos le gritó te voy denunciar, mamahuevo.
Carlos, el roquero maldito.
Esta noche estamos tranquilos porque sabemos que de un momento a
otro vamos a empezar a drogarnos y la fiesta se va animar. Esto seguro
se acaba en una arepera, llenos de arepa nihilista y batido de parchita.
Sólo esperamos a que a alguno se le ocurra la genial idea, invite a los
demás, nos convenza de lo que ya tenemos aceptado. Al tercer ron todos
queremos jalarnos. El más ansioso llama al jíbaro. Los Ruices. Una
comitiva sale en la busca. Recopilamos billetes, esperamos. 3 rones
más. Conforme sube el volumen de la música y el nivel de alcohol en el
organismo, las conversaciones se vuelven incoherentes. El jíbaro hace
un gesto Scarface cuando nos pasa la merca. Adiós.
Maxi pasó por el alcohol, los porros, el perico, los ácidos, los hongos,
las anfetas, las benzodiazepinas, el jarabe, los antipsicóticos, los
antidepresivos, las pepas, la piedra, la morfina en pastillas, la heroína
fumada. Se hacía panita de los jíbaros. Subía a los barrios, entraba en
los ranchos de los malandros, jugaban Fifa en el Playstation.
Fumaba piedra con los mendigos de las bombas. A veces esnifaba
95 sin plomo de los tanques de gasolina. Olía pegamento, thinner,
pintura. Luego llegaba a casa de sus papás. Se tomaba una caja entera
de Rivotril para bajar el acelerón y se quedaba dormido tres o cuatro
días seguidos.
Me gusto más con el corte escalonado largo y la pollina hacia la derecha.
Carlos llevaba 9 discos editados. Empezó a los 18 y no ha parado de
producir desde el estudio de su casa, sacando un álbum al año. Todos
caseros, con ese sonido tan crudo y verdadero del lo-fi. No le interesaba
pertenecer al mainstream. Lo que importa es la expresión artística,
decía. Quería que su música fuera apreciada por un público selecto de
iniciados. Ofrecía los discos gratis en su página web, acompañados de
las letras y todo.
Si te da congestión nasal jálate un poquito vaporú.
Al principio Carlos era la cosita más tierna e ingenua que había conocido
en mi vida. Tan sensible, tan culto, tan tímido. Había personas que
opinaban que era medio retrasado mental. Lo que no sabían era que
en la adolescencia sufrió de Asperger y la mamá lo mantuvo aislado