Revista Cantera Dec. 2015 | Page 23

al gimnasio. Yo estoy enratonada pero ella no se da cuenta. Hija, pero si tienes estrías en los muslos. Recuerda vestir bien, oler bien, sonreír bien, sentarte bien, hablar bajito, decir por favor y gracias, ser dulce con los ricos y amarga con los pobres. Quizá si no fuera tan autodestructiva no tendría que andar arrastrándome, pidiéndole al más idiota que me quiera. No sé qué hacer con mi vida. Carlos, Pablo. Cada uno más imbécil que el anterior. No olvides que debes estar lo más buena posible. Media hora para alisarte el cabello, media hora para depilarte, difícil la simetría en la cresta púbica. Todas las noches cremas de albaricoque para mantener la piel tersa y apetecible. Me acuerdo de que a los doce años empecé a comer mucha clara de huevo. Según mi mamá la que tiene las tetas pequeñas tiene poco futuro. Lo bueno de la cocaína es que te mantiene f laca. Dos hombres, dos abortos. Al principio siempre raspa. Te dan ganas de estornudar, papel de lija escalando las fosas nasales. En las fiestas competencia de escotes. Las mujeres dando vueltas y saltos o bailando, riéndonos a todo pulmón. A ver quién es la que grita más fuerte, cuál de nosotras llama más la atención. Rímel y licra. Desde su rincón los hombres beben y hablan mientras nos miran los culos. Pero ya después no hay sensación. Entraste en la burbuja, te sientes en calma. No dejo el perico. Por ahora, no lo dejo. Todo el mundo grita y las bolsas pasan de mano en mano. Hoy somos el mejor amigo del que tiene más. Mandíbulas desencajadas, ojos saltones. Una espesa nube de marihuana queda suspendida sobre la sala. Nadie abre las ventanas. Esa voz que escuchas es la de Tom Zé. Carlos decía que no sabía si era adicto porque era músico o si era músico porque era adicto. Muchas de nuestras rumbas más voladas las hacíamos en la casa de playa de los papás de Maximiliano. Nuestro alto pana para todo lo que se terciara. En casa de Maxi cualquier cosa era posible. Todos lo adorábamos pero era imposibl H