ello A Place for the Unwilling cuenta con unas 130.000
palabras y un complejo sistema de diálogos y eventos
que no siempre funciona como debería, pero se
agradece el esfuerzo de evitar convertirnos en otro
simple recadero como es tan habitual en títulos de
gran presupuesto. «Lo normal es terminar el juego
sin conocer a todos los personajes ni hacer todas las
misiones», confiesa Ludipe.
No obstante, el personaje más importante
es la propia ciudad, oscura, mutable y llena de
secretos. Para diseñarla de una manera realista e
interesante ha contado con el asesoramiento de
Konstantinos Dimopoulos, un prestigioso urbanista
de videojuegos que recientemente ha colaborado
en la creación de otra lúgubre urbe virtual inspirada
en Lovecraft: The Sinking City. «Entró a mitad del
desarrollo y nos hizo muchas sugerencias para
mejorar la arquitectura y aportar verosimilitud, ya
que al ser experto en videojuegos lo da todo muy
mascado para que sea fácil de implementar», explica
Han participado
dieciseis escritores
y cada uno se ha
encargado de escribir
uno de los personajes
principales.
el director. Gracias a ello se siente viva y creíble,
con cada paseo vamos conociendo sus calles y
empezamos a recordar dónde está el hospital, la
comisaría o el ayuntamiento, en un sutil proceso
mental similar al que se produce en Dark Souls. Al
comienzo nos movemos por la zona sur, que es la
rica, pero al cruzar el puente llegamos a la zona
pobre, con los sindicatos, el puerto y los conflictos
de clase, uno de los temas centrales de A Place for
the Unwilling. ALPixel Games ha creado un juego
faraónico por tamaño y ambición. Incluso podemos
elegir el sexo del protagonista y el pronombre con el
que deseamos que los personajes se dirijan a él/ella/
elle, una gran idea que también les ha dado muchos
quebraderos de cabeza para que las conversaciones
no chirríen en ciertos momentos. Sus autores
siguen trabajando para pulir fallos mediante
actualizaciones y ajustar algunos detalles. Quizá
no consigan todo lo que se han propuesto, ya que
han apuntado muy alto, pero sus intenciones son
loables, el diseño artístico es excepcional y varias
subtramas de ciertos personajes nos harán esbozar
una sonrisa, aunque sepamos el aciago destino que
nos espera. @