Revista Cactus Cactus 37 | Page 31

ello A Place for the Unwilling cuenta con unas 130.000 palabras y un complejo sistema de diálogos y eventos que no siempre funciona como debería, pero se agradece el esfuerzo de evitar convertirnos en otro simple recadero como es tan habitual en títulos de gran presupuesto. «Lo normal es terminar el juego sin conocer a todos los personajes ni hacer todas las misiones», confiesa Ludipe. No obstante, el personaje más importante es la propia ciudad, oscura, mutable y llena de secretos. Para diseñarla de una manera realista e interesante ha contado con el asesoramiento de Konstantinos Dimopoulos, un prestigioso urbanista de videojuegos que recientemente ha colaborado en la creación de otra lúgubre urbe virtual inspirada en Lovecraft: The Sinking City. «Entró a mitad del desarrollo y nos hizo muchas sugerencias para mejorar la arquitectura y aportar verosimilitud, ya que al ser experto en videojuegos lo da todo muy mascado para que sea fácil de implementar», explica Han participado dieciseis escritores y cada uno se ha encargado de escribir uno de los personajes principales. el director. Gracias a ello se siente viva y creíble, con cada paseo vamos conociendo sus calles y empezamos a recordar dónde está el hospital, la comisaría o el ayuntamiento, en un sutil proceso mental similar al que se produce en Dark Souls. Al comienzo nos movemos por la zona sur, que es la rica, pero al cruzar el puente llegamos a la zona pobre, con los sindicatos, el puerto y los conflictos de clase, uno de los temas centrales de A Place for the Unwilling. ALPixel Games ha creado un juego faraónico por tamaño y ambición. Incluso podemos elegir el sexo del protagonista y el pronombre con el que deseamos que los personajes se dirijan a él/ella/ elle, una gran idea que también les ha dado muchos quebraderos de cabeza para que las conversaciones no chirríen en ciertos momentos. Sus autores siguen trabajando para pulir fallos mediante actualizaciones y ajustar algunos detalles. Quizá no consigan todo lo que se han propuesto, ya que han apuntado muy alto, pero sus intenciones son loables, el diseño artístico es excepcional y varias subtramas de ciertos personajes nos harán esbozar una sonrisa, aunque sepamos el aciago destino que nos espera. @