Revista Cactus Cactus 37 | Page 15

Cactus Con tal fin, Roupenian nos sumerge una y otra vez en los claroscuros de la educación sentimental masculina, como en el relato Un buen tío, donde el protagonista hace un flashback de su pasado y sus relaciones, hurgando con honestidad brutal en las expectativas de sus amantes y ex novias: «Ted oye a otros hombres felicitarse por esta nueva inversión de poder, por el hecho de que ahora, con treinta y pico años, ligar les resulte mucho más fácil. Tal vez haya hombres que acepten felices y de todo corazón ese chollo, que puedan a mirar en los ojos de Anna, también los ve en los de Serena y Melissa y Danielle y Beth y Ayelet y Margaret y Flora y Jennifer y Jacquelyn y María y Tana y Liana y Angela: ese cansancio, esa voluntad de rendirse. Ve lo petulantes que se sienten al conformarse con el “buen tío”, lo que quiere decir: un tío para el que secretamente piensan que son demasiado buenas. Ve que piensan que están a salvo.» Sin embargo, gracias a un artilugio fantástico, toda su capacidad para la manipulación y el engaño se volverá en su contra al final del relato. En esta misma línea, en Un tipo con gatos, una joven tiene un encuentro casual con un hombre más grande que ella y debe lidiar con los sentimientos encontrados de vergüenza que esto le provoca. En la reacción de Robert, el protagonista masculino, Roupenian se anima a seguir hurgando en la emocionalidad masculina, en un relato que luego de ser publicado en The New Yorker se viralizó y despertó entusiasmo popular en la obra de la autora, aunque esté lejos de ser el mejor del libro. depresión tiene una cita casual con una chica con una evidente pulsión de muerte. Y sobre todo cuando Roupenian da un volantazo a su oscuro realismo psicológico y le agrega elementos sobrenaturales y hasta humorísticos, que llevan ciertos tópicos hasta el absurdo. Como en Cicatrices, donde a través de un conjuro mágico una mujer hace realidad un deseo con consecuencias completamente imprevistas en una parábola de la tentación del control total y el poder: «Nunca nadie me había temido y cada vez que se estremecía al verme, sentía como si se me hubiera enganchado el corazón a un clavo». A esto se suman la reescritura de leyendas urbanas, como en El corredor nocturno, donde un profesor voluntario en Kenia sublima el acoso de sus alumnas rebeldes actuando de una manera inesperada. Así también ocurre en la parábola acerca de la posibilidad de que los deseos más oscuros se hagan realidad en Sardinas en lata o la reescritura del cuento de hadas en El espejo, el cubo y el fémur viejo donde se materializa una hilarante fábula feminista sobre las encrucijadas monstruosas de la búsqueda de la identidad y el amor más allá de las promesas de la felicidad de la heteronormatividad. Con un toque de realismo mágico, de normalización de lo sobrenatural para acariciar eso que el realismo psicológico no termina de expresar: lo insondable, lo excedente de las relaciones personales, sentimentales, de pareja en épocas no solo del #MeToo sino también de la ausencia de marcos ritualizados para interpretar nuestras conductas sentimentales, como señaló la socióloga Eva Illouz en ¿Por qué duele el amor? Un ensayo sociológico. Con mala baba, los personajes de Roupenian parecen auscultar, hurgar, de manera obscena a la vez que atractiva en una herida abierta, la de nuestras educaciones sentimentales truncadas entre el deseo feroz y una sobreactuada normalidad, invitándonos a transitar esas zonas oscuras con estas inquietantes historias como luces intermitentes, necesarios fogonazos de lucidez en épocas de pacatería y autocomplacencia. @ Juegos salvajes. Lo efímero de la fama y la curiosidad sexual de la adolescencia también están presentes en dos de los mejores relatos: Look at your game, girl, invocando desde su título la famosa canción de Charles Manson, presenta una preadolescente que mantiene un fugaz contacto con un vagabundo en una historia con reminiscencias a dos resonados casos de la agenda negra americana. Así como El chico de la piscina, donde tres amigas se reúnen después de dos décadas para la despedida de soltera de una de ellas y contratan a una ex estrella de cine que polinizaba su inminente sexualidad cuando eran adolescentes, se convierte en una fábula sobre lo efímero de la fama y la decadencia vital. Sin embargo, no todo es agenda negra e imperativos sociales, sino que también hay lugar para historias donde explícitamente se trata el sadismo y las fantasías de control y dominación. Como en Chico malo, el relato que inaugura el libro, donde una pareja invita a un amigo que está atravesando una desilusión sentimental a un oscuro juego de sumisión. O en Deseos suicidas, donde un joven al borde de la 15 #37 09–10_2019 Estos doce cuentos circundan la educación sentimental contemporánea y la violencia sexual latente en nuestros deseos más comunes.