Revista Buenaventura edición Diciembre 2015 2015 | Page 49

Ciento cuarenta y dos tamales produjimos en nuestra primera aventura y ya la cuenta va por trescientos siete. Por un tamal lo que me ha pasado a mí A costumbrarse a las cosas buenas puede ser un problema, sobre todo en estos tiempos en que todo se produce masivamente y, desafortunadamente para mí, tuve la dicha de crecer comiendo los tamales más ricos del mundo. Y digo desafortunadamente porque la barra quedó muy pero muy alta en lo que al tema tamalero se refiere. La responsable de esta desgraciada felicidad fue una tía abuela: Vicenta Ríos de de Confieso, soy hija del maíz y no concibo la Navidad sin un buen tamal. O varios. Diego –mamá Chenta para el mundo- • Por: Julieta de Diego de Fábrega o el gusto con que hacía desde unas enfermera de profesión y una de las mejores cocineras que he conocido en mi vida. No sé si era su sazón perfecta tajaditas de plátano maduro hasta una melcocha perfecta, el caso es que de su cocina solo salían delicias. 46 | Buenaventura